Una madre no es sólo una novela; es un ejercicio de sensibilidad y ternura. Es un proyecto cerrado de búsqueda de fronteras literarias; es la obra de un escritor que sangra poesía y quiere que se le note.
Palomas ha comentado alguna vez que su poesía es lo que circula por las venas cuando relajo la musculatura, pero en Una madre se nos muestra como un escritor versátil que puede contarnos una historia novelada sabiendo que en el trasfondo encontraremos siempre el latido de sus versos.
Por eso esta historia comienza con una familia que se nos abre, que nos invita a cenar como pretexto para enseñarnos el latir de las vidas que la componen, los lazos extraños que nos regalan la pertenencia pero que a la vez nos privan de la libertad de ser uno. Lazos de sangre o de lealtades, en esta novela dichos lazos se van anudando también en torno a la garganta del lector, que ya no puede dejar de sentir que de alguna manera también pertenece a esa familia: Amelia, Fer, Enma y Silvia y el tío Eduardo. Y por supuesto los perros, más leales que las personas, más presentes que el padre, incapaz de cumplir en esta familia con ninguno de los roles asignados.
Y la madre como eje de todo; motor de la familia, de la novela, de la vida.
La lectura nos lleva a conocer un fragmento de las vidas de estos personajes que son tan personas que al final parece que los vas a saludar cualquier tarde violeta por las calles de Barcelona. Y como son humanos, están llenos de luces y de sombras, de verdades a medias, de desencantos y frustraciones y de la imposibilidad de encontrar el verdadero amor. Pero también de la lucidez del que recurre al humor inteligente para luchar contra la soledad. Y así, Una madre es también una novela de aprendizaje de nosotros mismos, de nuestra forma de relacionarnos con los demás; de nuestra cruel manera de amar, de la búsqueda insaciable del equilibrio. Como bien nos resume su autor en los versos que abren este libro, el vacío está arriba. No puedo dejar de recordar el hermoso poema completo:
Entre el ruido y la vida
el funámbulo compensa el tiempo.
A la izquierda el pasado.
A la derecha el olvido.
Entre el ruido y la vida
El buen funámbulo sabe
Que el vacío está arriba.
Vamos.
Alejandro Palomas (Barcelona, 1967) es licenciado en Filología Inglesa y Master in Poetics por el New College de San Francisco. Ha compaginado sus incursiones en el mundo del periodismo con la traducción de importantes autores. Entre otras, ha publicado las novelas El tiempo del corazón (publicada en Siruela y por la que fue nombrado Nuevo Talento Fnac), Tanta vida, El secreto de los Hoffman (finalista del Premio de Novela Ciudad de Torrevieja 2008 y adaptada al teatro en 2009), El alma del mundo (finalista del Premio Primavera 2011) y El tiempo que nos une. Su obra ha sido traducida a ocho lenguas. Recientemente, ha publicado Un hijo, novela ganadora del Premio Joaquím Ruyra de Novela Juvenil, y Un perro, novela en la que recupera a la familia protagonista de Una madre.
La novela Una madre ha sido galardonada con el XI Premio Mandarache de Jóvenes Lectores, organizado por el Ayuntamiento de Cartagena (Murcia).
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Título: Una madre. Autor: Alejandro Palomas. Editorial: Siruela. Colección: Nuevos Tiempos. Edición: Papel y Kindle
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