Hombres (y algunas mujeres), el segundo libro de relatos editado por Zenda, coordinado por Rosa Montero, es un volumen que gira la perspectiva. Aquí son las mujeres las que dibujan la masculinidad. Lo coescriben autoras tan diversas como Elia Barceló, Nuria Barrios, Espido Freire, Nuria Labari, Vanessa Montfort, Lara Moreno, Claudia Piñeiro, Marta Sanz, Elvira Sastre, Karla Suárez y Clara Usón. Todos lo podéis leer gratis (en Amazon y Fnac). Pero quedémonos un segundo con las formalidades. Merodeando tímidamente por los contornos de la literatura.
La presentación de un libro es una suerte de acto de bautismo que sirve para quebrar la distancia entre quien escribe y quien lee, aparcando por un segundo las palabras —las escritas, al menos—. Los caminos divergen a partir de ese instante común, de ese espacio compartido. Las palabras sostienen, a partir de ahí, ese vínculo apenas fraguado en un encuentro eventual. La presentación de Hombres (y algunas mujeres), celebrada en plena caída del sol sobre los suntuosos ventanales del Club Alma Sensai de Madrid, un club de mujeres, por cierto, donde los hombres son bienvenidos, se gestó en la dirección contraria. En este caso, el encuentro no sólo abrió la veda a las palabras, sino que fue concebido en base a ellas. Porque de eso se trata aquí: de casi tres años de palabras, de libros, de autores entrelazados. Se celebraba el lanzamiento del libro, sí, pero también la existencia de estas paredes comunes que nos hemos inventado.
Abrió el evento Arturo Pérez-Reverte, fundador de esta casa, refiriéndose al impacto recibido tras la lectura de Hombres (y algunas mujeres). Asegura, de hecho, que enfrentarse al libro coordinado por Rosa Montero ha modificado su visión respecto a los roles de género dentro de la literatura. Dice Pérez-Reverte: «Debo hacer una rectificación. A lo largo de los últimos tiempos, he dicho varias veces que el hombre, protagonista de la literatura universal, estaba agotado como héroe. He dicho que, de cara al siglo XXI, la mujer está destinada a ser la heroína: una mujer nueva, que desarrolla funciones diferentes, que afronta roles y desafíos distintos, alejadas de la heroína clásica, de Anna Karenina, Madame Bovary o Ana Ozores. Debo rectificar, porque este libro me ha demostrado que estaba equivocado, que el hombre sigue estando ahí, aunque esta vez un hombre diferente; un hombre visto a la luz de la mirada lúcida de la mujer. Las Anna Karenina, Madame Bovary o Ana Ozores del siglo XXI serán hombres. Y serán mujeres las que los cuenten».
Tras él, tomó la palabra Julián Martínez-Simancas, Secretario del Consejo de Administración de Iberdrola —que colabora con Zenda en la edición de Hombres (y algunas mujeres), como ya lo hiciera en el caso de Bajo dos banderas—. Él destacó que este libro ha supuesto para Iberdrola la oportunidad de respaldar tres causas con las que la compañía está comprometida: el apoyo a la cultura; la transformación digital en todos los ámbitos —y ha señalado a Zenda como un proyecto que es gran ejemplo de esta—; y, cómo no, el de la justa visibilización de la igualdad en el talento en todos los ámbitos, también en el literario.
Finalmente, y antes de que los rostros se confundiesen en conversaciones solapadas al amparo del cóctel conveniente, fue Rosa Montero quien tomó la palabra. Ágil narradora, recalcó que no existe la literatura femenina como «categoría objetivable» y arrancó un catálogo de todas las características y experiencias que definen la mirada de un escritor o escritora por delante de su género. Concluyó: «Todas tus lecturas, tus miedos, tus accidentes… cada una de tus cicatrices. Todo eso compone tu mirada; de ahí salen tus novelas».
Sin embargo, quiso hacer referencia a aquellas parcelas de la realidad que todavía no han sido nombradas, en tanto el imaginario de la literatura universal ha estado ligado tradicionalmente a la mirada masculina: la menstruación, la maternidad y la manera en que las mujeres ven a los hombres. «Los hombres se han pasado la historia creando prototipos de mujeres. Muchas mujeres intentan parecerse más a esos prototipos que a ellas mismas. Y yo no tengo nada en contra de esos prototipos, dado que aunque no existan en la realidad femenina existen en la cabeza de los hombres, y esa ya es suficiente realidad. Pero lo que sí quiero es que nosotras creemos nuestros prototipos de hombres. Entonces, cuando Arturo Pérez-Reverte, Miguel Munárriz y Leandro Pérez me propusieron esto, me dije: ¿cómo podríamos hacerlo más interesante? Y se me cruzó esta idea: pedir a una serie de autoras que escribiesen empleando narradores masculinos. Narradores masculinos que, por otra parte, hablan de mujeres».
Así: mujeres que observan a hombres que observan a mujeres. Así se puede definir la esencia del segundo libro publicado por Zenda, de una colección de relatos que funciona como permanente juego de espejos entre géneros. Algunas de sus autoras —Claudia Piñeiro, Nuria Labari, Karla Suárez, Espido Freire, Lara Moreno, Vanessa Montfort y Nuria Barrios, amén de la prologuista Rosa Montero— estuvieron presentes en lo que fue bautismo y punto de encuentro con muchas otras personalidades del mundo del libro y el periodismo, así como del árbol genealógico de colaboradores que Zenda, en este trayecto de casi tres años, se ha ocupado de enhebrar.
Entre vinos y voces se disipó la palabra escrita que, sin embargo, posee la indistinguible virtud de la fidelidad: siempre espera a la vuelta de las cosas. Siempre se presta a la compañía en el regreso a la soledad. Desde este cruce inaugural, Hombres (y algunas mujeres) se ha convertido en el segundo elemento tangible que Zenda aporta a este cántico a la comprensión entre humanos y libros. Por aquí siguen flotando las palabras.
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: