El título de la portada del libro que se encuentra justo arriba de estas líneas despertó mi curiosidad y me pregunté: ¿qué sé sobre los godos? ¿A qué tribus se refiere el título? ¿De qué rey godo hablará? Estas preguntas resultan lo bastante atractivas como para iniciar la lectura de la reciente publicación del profesor de Historia Antigua de la Universidad de León, Doctor en Historia por la Universidad de Salamanca, profesor invitado de las universidades de Oxford y Notre Dame, además de historiador, Santiago Castellanos (Logroño, 1971), titulado Rey de los godos. Al comenzar la lectura vuelven a mí los pocos recuerdos que tengo de lo que me tocó estudiar en la asignatura de Historia de tercero de bachillerato. Estos se limitaban a cuatro ideas básicas y a la memorización de una lista monstruosa de treinta y tres reyes godos, de nombres raros y a veces impronunciables. Aprendí esta lista con el único propósito de aprobar el examen. Una vez conseguido el objetivo, la enterré en el rincón más oscuro de mi memoria. Con el paso de los años descubrí que en algunos países de Hispanoamérica y en las islas Canarias a los españoles procedentes de la Península se nos conocía por “godos”, término que lleva aparejados tintes despectivos. Sin embargo, al analizarlo detenidamente, aparece la importancia que el pueblo godo tuvo en nuestros orígenes como nación. El asentamiento de los visigodos en un amplio corredor de la Hispania romana permitió, gracias a un proceso de conquistas y alianzas con otros pueblos, la transformación de Hispania hacia el concepto más moderno de una nación nacida de la fusión de culturas, razas y habitantes de la Península Ibérica de los siglos V y VI.
El historiador Santiago Castellanos es reconocido por su profundo estudio de los tiempos de los romanos y las migraciones que se desarrollaron con las invasiones de los Bárbaros del Norte en la Península Ibérica. Este profundo conocimiento, fruto de la investigación de las numerosas fuentes conservadas, permite a Castellanos escribir una rigurosa novela histórica. En ella elige a un narrador que relata, en primera persona, los acontecimientos de la época en que Leovigildo sucede a Atanagildo y que, además, logra que su hijo Recaredo sea elegido como su sucesor. La monarquía visigoda fue un régimen en donde los reyes eran elegidos en un cónclave por el cuerpo de notables que formaban la asamblea de los principales del reino, proclamando al elegido a la manera goda, izándolo sobre su propio escudo. Es triste afirmar que esta manera de proclamación es más conocida gracias a los cómics de Astérix que por nuestra propia Historia.
A lo largo del libro, a través de las memorias del narrador Sergio de Emérita, protagonista ficticio al que Castellanos coloca como poderoso consejero de Leovigildo y de Recaredo, el autor describe cómo era el ideario de ambos reyes y su obsesión por superar los continuos enfrentamientos civiles y religiosos. Sergio de Emérita relata que ambos reyes fueron conscientes de que la reducida minoría de godos (aproximadamente solo eran el diez por ciento de la población de la Península Ibérica) no puede imponerse a la gran mayoría de los romanos hispanos. Este motivo impulsa a los reyes a luchar por conseguir la paz y que cesen las guerras fratricidas. En esos tiempos, los visigodos profesaban la doctrina cristiana atribuida a Arrio, doctrina que chocaba frontalmente con la corriente oficial cristiana establecida en el concilio de Nicea y seguida por los fieles de la Iglesia Católica.
Santiago Castellanos hace girar de manera certera su novela alrededor de uno de los hitos decisivos en la historia de España, como fue, sin lugar a duda, la decisión tomada por Recaredo de convertirse, en primer lugar, a título personal, al catolicismo, y con posterioridad propiciar un concilio al objeto de que todos los arrianos, con sus representantes religiosos a la cabeza, abjuraran de su fe y abrazaran la católica. Este hito es fundamental para la transición de una Hispania tardo-romana a una nueva nación de carácter peninsular. A partir de ese día del año 587 en la Península Ibérica nació una sola voz, un solo rey, un solo reino, al que se le conoció por Spania.
Castellanos, a través de la voz de su narrador, cuenta de manera muy entretenida, didáctica y rigurosa los tiempos de fanatismo religioso y de enfrentamientos entre los candidatos al trono; cómo fueron las conjuras que se formaron entre las diversas facciones de nobles y prebostes de las iglesias católica y arriana. Narra de qué manera Leandro, arzobispo católico de Híspalis, realizó una búsqueda incesante de aliados, incluso llegando a visitar Constantinopla con el objetivo de que las tropas bizantinas que ocupaban desde el año 552 las costas del Levante peninsular se posicionaran a favor de los católicos en los enfrentamientos de religión. “Había dos mundos en colisión: el romano y el godo; el católico y el arriano; el de siempre y el nuevo”. Con “Recaredo, rex gothorum, cabeza del regnum de Spania y del sur de Galia”, dio comienzo un tiempo nuevo, una época novedosa de unidad y de entendimiento.
Sergio de Emérita, en el relato de su vida, describe además de muchos hechos históricos una ficción muy bien recreada en la que relata lo que supuso su renuncia a su vida personal, a su amor platónico y al cariño de sus amigos, todo ello en aras de lograr ascender en el escalafón del poder político.
Gracias a novelas tan bien escritas como Rey de los godos podemos conocer más sobre la época en que los visigodos construyeron una nueva nación y la importancia del hecho histórico que emana del acontecimiento que supuso la conversión de la nación goda al catolicismo. Con la lectura del libro de Castellanos viene a mi memoria que en 1888 el Senado de España encargó al pintor Muñoz Degrain la realización de un cuadro que recreara el momento en que Recaredo abjura de su fe arriana. Hoy en día el cuadro se encuentra en uno de los claustros cerrados del palacio, donde tiene su sede la Cámara Alta. La obra de Degrain se conoce con el título de La conversión de Recaredo, cuadro en el que el pintor recoge de manera profusa, con gran cantidad de detalles, el momento en el que el rey, en presencia del arzobispo Leandro, su corte de notables y la reina Badda, abraza la fe católica. Prueba inequívoca de que los senadores de finales del siglo XIX quisieron dar la importancia debida al hecho por el cual nació Spania.
Este libro de Santiago Castellanos considero que es muy recomendable, no solo por su calidad literaria, sino también por la erudición que despliega su autor. Además, es destacable que en estos momentos esté disponible en las librerías un libro que contribuye a que sepamos más sobre los visigodos que habitaron la Península en el siglo VI. Godos que fueron capaces de dejar su impronta y lograron protagonizar un hito que pasó a formar parte primordial de nuestra Historia.
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Autor: Santiago Castellanos. Título: Rey de los godos. Editorial: Edhasa. Venta: Todostuslibros.
Estoy totalmente de acuerdo con este comentario y se hace muy interesante para leer
Muy interesante. Epoca poco conocida de nuestra Historia.
Sobre hechos históricos similares recomiendo la novela El dios que habita la espada de José Soto Chica, otro profesor y erudito de la Spania tardo romana. La acabo de leer y me ha encantado.
Saludos y feliz año a todos.
Un texto fundamental sobre el tema es el libro de E. A. Thomsom. Rigor histórico, en pocos textos hay tanto.