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Una vida prestada, de Javier Sanz Muñoz

Una vida prestada, de Javier Sanz Muñoz

Concurren varios puntos de interés en la novela Una vida prestada, ópera prima de Javier Sanz Muñoz. Lo primero que sorprende es que haya sido capaz de escribir hoy una novela de amor y ser original, siendo el más difícil de los asuntos posibles, donde parece que está dicho todo. Ubaldo López, su protagonista y centro de casi toda la obra, es un gris funcionario (como Bartleby) que trabaja en el Ministerio de Industria, donde elabora informes para subvenciones de Proyectos y se reúne de modo virtual con otros miembros de departamentos afines. Es el ejemplo de burgués acomodado y bien casado, con Blanca, licenciada en Arte y funcionaria en el Museo del Prado. Viven en una casa de Arturo Soria y son de clase media. Blanca es lectora. Tienen un hijo, Alberto, un personaje muy bien diseñado. Es un valor que no sea convencional. Siendo estudiante de medicina escribe textos imaginativos y reflexivos. En esta novela cobran importancia enorme tanto la costumbre lectora de Blanca como la escritural de Alberto. Ubaldo, en cambio, apenas ha leído un libro, y a lo largo de la novela solamente lee uno, de Alexandr Solzhenitsyn, el último que su mujer ha acabado.

"Fantasía es justo aquello de lo que el triste Ubaldo carecía, y quizá para salvarse, crea en Casandra una Dulcinea"

De repente, el nombre de Casandra, una de las otras funcionarias que han de estar presentes en la reunión virtual del Ministerio, llama la atención de Ubaldo, y comienza éste a trazar una vida imaginaria de la que no me perdonaría el lector que revelara detalles, pero que por su tinte idealista, quijotesco, acerca el asunto del amor al de una fantasía mental, surgida en la edad de la melancolía. Fantasía es justo aquello de lo que el triste Ubaldo carecía, y quizá para salvarse, crea en Casandra una Dulcinea.

Un acierto estilístico y narrativo de Javier Sanz Muñoz ha sido componer la convivencia del amor imaginado como vida paralela (prestada) con los diálogos que en sus pesadillas tiene con lo que le va sucediendo a Alexandr Solzhenitsyn, cuyo argumento de prisionero en el gulag soviético es lo más contrario posible a lo ideal imaginario, pues vive  el autor ruso, la realidad rotunda del cautiverio en necesidad extrema. El juego dialéctico entre Ubaldo y el autor ruso es muy rico, tiene momentos escritos en clave irónica y cuenta con escenas magníficas como la pesadilla de ser arrojado al helado río Moscova. Junto a estas realidades extremas de lo literario real, y en contrapunto, Javier Sanz introduce intertextualidades varias respecto al poder de la ficción imaginativa. Se refiere indirectamente a utopías como la de Blade Runner o Terminator como los textos imaginativos del que es autor Alberto, su hijo.

"Una vida prestada resulta un hábil mosaico de vidas y destinos, de idealismos y realismo"

La novela de Javier Sanz aporta otro ingrediente interesante con el retrato  de la actual vida madrileña. Con la excepción de las de Manuel Longares, es muy raro encontrar que un autor actual describa un Madrid que ha sido vivido y que emerge en la novela de manera precisa, con bares, calles y esquinas concretas, de Chueca o de Fuencarral. El chorro de realidad que la peripecia de Ubaldo hace nacer, también con tipos raros que se va encontrando, y que son pura calle, proporciona una escenografía en la que el autor se mueve como pez en el agua, en una trama capaz de extraer mucho desde situaciones aparentemente menores.

Me referiré a un último ingrediente que me ha hecho celebrar esta novela: las escenas de Blanca y Ubaldo cono su hijo Alberto y en especial la cena que este les presenta a su novia (no la llama así y en la novela se precisa el problema lingüístico d as relaciones de pareja actuales). Se representan con mucho acierto y cuidado en los detalles, los cambios de hábitos, y la diferencia en el trato amoroso entre la generación de los padres y la de los hijos. La novela contiene una clave que no puedo revelar respecto a la vida anterior de la relación de Blanca y Ubaldo, mientras eran novios y ella hizo una estancia de estudios en el Rij Museum de Amsterdam. Al final Una vida prestada resulta un hábil mosaico de vidas y destinos, de idealismos y realismo, con destinos que se tomaron y los que se dejaron de tomar, en una red que convierte su lectura en una rica experiencia.

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Autor: Javier Muñoz Sanz. Título: Una vida prestada. Editorial: Universo de Letras. 

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