Como apuntamos ayer, el pasado fin de semana XL Semanal reveló los 100 libros que componen el ensayo de biblioteca perfecta que, junto a Zenda, han pergeñado a lo largo de los últimos meses. Un total de 133 personas vinculadas, de un modo u otro, con el mundo de la literatura seleccionaron los 196 libros que pasaron el primer corte. Más de 11.000 votantes han participado, en encuesta pública, en la selección definitiva: la intención de esta pieza no es otra que analizar qué libros acompañan finalmente al Quijote de Cervantes en este proyecto de biblioteca ideal.
También lo hacen algunas de las novelas más importantes del siglo XX en nuestro país: Los santos inocentes, de Delibes; La ciudad de los prodigios, de Mendoza; Nada, de Laforet; La familia de Pascual Duarte, de Cela; Corazón tan blanco, de Javier Marías. Ese viaje hacia la contemporaneidad lo concluyen dos obras de Pérez-Reverte: El capitán Alatriste y El club Dumas. Además hay lugar en la lista para la poesía española: aparecen las Rimas de Bécquer, los Poemas de Machado y dos obras de Lorca: el Romancero gitano y Poeta en Nueva York. Dos obras más cumplen la cuota de libros españoles en nuestra biblioteca: Las moradas de Santa Teresa y otra de las imprescindibles: La Celestina, de Fernando de Rojas.
De España a Latinoamérica, Cien años de soledad de García Márquez se ha coronado como el libro más votado de toda la biblioteca. El Nobel colombiano también cuela en la lista su El amor en los tiempos del cólera, y junto a él aparecen autores como Quino, Borges —por partida doble, con El aleph y sus Ficciones—, Vargas Llosa —también dos veces: La fiesta del Chivo y Conversación en la catedral—, Rulfo y Cortázar.
El mundo grecolatino está ampliamente representado en la biblioteca perfecta: Homero y sus dos clásicos ineludibles presiden una nómina en la que los acompañan Platón, Virgilio, Ovidio, Suetonio, Marco Aurelio, Tucídides, Jenofonte, Sófocles —dos veces: Edipo Rey y Antígona—, Aristóteles y Plutarco. De la filosofía a la poesía; de la épica a los libros de historia. La civilización cruza la biblioteca —espacial y temporalmente— a través de obras ineludibles como la misma Biblia, las Mil y una noches, el Decamerón de Boccaccio o La divina comedia de Dante y aterrizando en El origen de las especies de Charles Darwin.
Las tres obras de Shakespeare que han terminado ocupando un espacio en la estantería de nuestra biblioteca —Hamlet, Macbeth y Romeo y Julieta— resumen, junto a las ya mencionadas apariciones del teatro español, su contenido dramatúrgico; mucho más larga es la lista de novelas europeas que en ella encontraremos: 1984 y Rebelión en la granja, de Orwell; El principito, de Saint-Exupéry; El conde de Montecristo y Los tres mosqueteros, de Dumas; El Señor de los Anillos, de Tolkien; Orgullo y prejuicio, de Austen; Guerra y paz y Anna Karenina, de Tolstoi; La metamorfosis de Kafka; Crimen y castigo, de Dostoievski… la enumeración se prolonga con otros títulos como Drácula, Asesinato en el Orient Express, El mundo de ayer, Madame Bovary, Las aventuras de Sherlock Holmes, La isla del tesoro, Cuento de navidad, Cumbres borrascosas, la saga de En busca del tiempo perdido, Moby Dick o El extranjero, entre otras. La nueva novela norteamericana también tiene su lugar con obras como El gran Gatsby, La conjura de los necios, El guardián entre el centeno o A sangre fría.
Como cierre para la lista, se introducen dos ensayos literarios que sirven como base para la reflexión feminista y que posteriormente han sido discutidos, reivindicados y ampliados por un enorme corpus teórico que nos trae hasta nuestros días: Una habitación propia, de Virginia Woolf —su único libro en la lista— y El segundo sexo, de Simone de Beauvoir.
Puedes consultar la lista completa aquí.
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