Hace unos días visité mi colegio, el colegio en el que estudié 14 años, desde primero de Preescolar hasta COU, el San Pablo CEU de Montepríncipe. Fui porque unas alumnas me querían entrevistar para el periódico del colegio, el Nuevo Debate, que se llama así porque es un homenaje a El Debate, el periódico que dirigió durante muchos años el cardenal Ángel Herrera Oria, que fue primer presidente de la Asociación Católica de Propagandistas, origen del CEU.
Para mí fue muy emocionante esta visita al colegio. Hacía años que no iba, y la última vez fue con motivo de una celebración del colegio, ahora no recuerdo cuántos años se conmemoraban de su fundación, muchos ya.
La entrevista, en forma de podcast, fue estupenda. Las jóvenes periodistas se lo habían preparado muy bien, y el resultado fue una profunda conversación sobre un escritor, la historia de un escritor, lo que ha hecho, los libros que ha publicado, por qué estudió la carrera que estudió, por qué eligió ésa y no otra carrera. También me preguntaron cómo escribía mis novelas históricas, y por qué empecé a hacerlas. Habían leído, además, uno de mis poemas más queridos, “En el Museo Naval”, y me preguntaron qué había querido expresar con él.
Fue una entrevista de cerca de 25 minutos, casi 23 si no recuerdo mal, grabada en audio. La grabó el profesor Alberto Sánchez, que fue profesor mío de Música en EGB y en primero de BUP, hace muchísimos años. También fue muy emocionante verlo y hablar con él.
El colegio ha cambiado bastante, pero para bien, por supuesto. Está muy modernizado y tiene una disposición muy diferente a la que yo recordaba, a la que había visto por última vez cuando lo frecuentaba. Las anfitrionas se ofrecieron a enseñármelo entero, y una vez que pasamos por el despacho de la directora, María José Bello Pérez, ésta se nos unió.
Pasamos por multitud de clases, y vimos a muchos alumnos. Incluso vimos a niños echándose la siesta (yo también lo hacía, cuando era muy pequeño). Pasamos asimismo por dos aulas en las que yo estudié, y hasta entramos en una de ellas. Recuerdo que ese aula, hace muchos años, era la de 1º A, donde estudié con 14 años aproximadamente, la edad que tienen ahora las periodistas que me han entrevistado.
En esta aula había una profesora enseñando a los alumnos. La directora les explicó quién era yo y cómo había estudiado, hacía muchos años, en esa misma clase. La profesora nos contó que estaban estudiando exposiciones orales y textos expositivos. Entonces a mí se me ocurrió que podía aportarles algo de lo que sabía, y les dije que lo mejor para hacer una exposición oral era documentarse mucho, lo más posible, y que todo eso, cuando nos poníamos hablar (también cuando nos ponemos a escribir), salía solo.
Para mí esta visita al colegio fue como una vuelta al Paraíso. Fueron catorce años muy felices, sumamente felices. Aprendí mucho, aprendí a aprender, como una vez me dijo una profesora que me había dado clase en preescolar, en primero: Ana Ahijado, si no recuerdo mal su nombre. Hice muy buenos amigos, bastantes de los cuales, o muchos, hoy conservo. Y todo esto dejó en mi memoria algo muy grato de recuperar, como me está ocurriendo en estos momentos al escribir este artículo.
Me enseñaron el polideportivo, donde yo hice deporte y en COU presenté el Festival del colegio junto a una compañera, Inés Íñiguez. También me mostraron los campos de deporte. Cómo no recordar las competiciones internas y la mítica prueba de los doce minutos corriendo, que entonces nos parecía muchísimo. Las estudiantes-periodistas me indicaron dónde estaba la Universidad del CEU, unos edificios muy cercanos a los del colegio.
Me explicaron muy bien los cambios que se habían hecho, y yo vi lo antiguo y lo moderno, y me recordé jugando en aquellos campos de deporte y estudiando en aquellos pupitres. Hoy eran otros, pero de algún modo seguían siendo los mismos.
Fue una sensación muy agradable la que sentí. Cuando era pequeño, como decía mi madre, ir al colegio era como mi trabajo, pero ahora que lo pienso ¿qué hubiera sido de mí sin aquellas aulas, aquellos campos de deporte… y sobre todo sin mis queridos compañeros y profesores?
Hoy los recuerdo mucho, sobre todo a los profesores, que los tengo más lejos, pero cómo se me viene a la cabeza todo lo que me decían, y qué bien lo recuerdo. Y qué razón tenían. Muchas palabras suyas resuenan en mi memoria cuando me enfrento con un problema de la vida, o cuando leo un libro y me recuerda aquellas sabias frases que nos decían. Además, es curioso, las que más recuerdo son las de mis profesores de EGB, aunque también recuerdo consejos, comentarios, enseñanzas de muchos otros profesores en BUP y en COU.
Es un tesoro que llevamos con nosotros, y que brilla más, vale más, cuanto más tiempo pasa.
Siempre hablo maravillas de mi colegio y de mi facultad. En ambos sitios fui feliz, y cada vez que regreso a ellos soy feliz. La felicidad del presente se acrecienta mucho al recordar lo dichoso que fui estudiando entre esos muros y con aquellas personas.
Ahora, en el colegio, en mi colegio, he vuelto a captar su espíritu, sus valores, la voluntad inquebrantable de educar buenas personas, buenos ciudadanos y, como me dijo su directora, María José Bello Pérez, “líderes con corazón”.
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Admiro a las personas que no cambiaron ni de ciudad ni de colegio. Yo estudié en 9 y viví en ese tiempo en 3 ciudades. Tbn me fui a Madrid a hacer el Doctorado en Arquitectura. Saludos desde Bolivia.