Guechuk Ilgui (El Diario del Año del Buey Negro: 1613) es una obra que se enmarca en la corriente denominada «Literatura de Palacio». Este género agrupa narraciones escritas por damas de la corte que, desde el anonimato, relatan la vida de famosas reinas que fueron degradadas por sus esposos, por no haber dado un hijo varón al rey o, como es el caso que nos ocupa, por «un usurpador» del trono. Los expertos coinciden en que las tres mejores creaciones de este tipo son: La vida de la reina Injyon; Hanjung Nok (Memorias de la Angustia) y Guechuk Ilgui (El Diario del Año del Buey Negro: 1613).
Guechuk Ilgui se desarrolla a principios del siglo XVII, tras concluir la invasión a Corea del shogún japonés Toyotomi Hideyoshi (1592-1598). La trama es como sigue: El rey Seoncho no logra tener descendencia con su primera esposa, la reina Uyin, y se desata una lucha por el poder en la corte coreana, cuyo objetivo es asegurarse un heredero al trono que perpetúe la dinastía Choseon. Una facción, conocida como Debuk (Gran Bando del Norte), defiende que Guangje, hijo del rey Seoncho y su principal concubina, Kim Gong-bin, le suceda en el trono. Al parecer, el príncipe Guangje desempeñó un papel importante en la guerra contra los japoneses, dirigió ejércitos y ganó varias batallas. Su padre, por razones de edad o de salud, se mantuvo apartado de la contienda. Las cosas se complican cuando en 1600 fallece la reina Uyin y el rey Seoncho se casa con una jovencísima mujer, la futura reina Inmok.
En 1603 la reina Inmok, con sólo diecinueve años de edad, da a luz a una niña, la princesa Cheongmyong, y tres años más tarde, en 1606, a un hijo varón, el príncipe Youngchang. En ese momento los partidarios de Guangje se sienten amenazados y se proponen eliminar al príncipe Youngchang (hijo de rey y reina). El clan Sobuk o Pequeño Bando del Norte defiende al príncipe Youngchang como legítimo heredero del trono y considera un ultraje cualquier apoyo a las aspiraciones sucesorias de Guangje.
Al final, se impone el Debuk, cuyo poder se consolida tras la muerte del rey Seoncho en 1608, y la reina Inmok, la princesa Cheongmyong y el príncipe Youngchang, –tras ser «tolerados» un tiempo por «el ilegítimo» rey Guangje–, son recluidos en el Palacio del Oeste, conocido en jangul (coreano) como Doksugung. La autora anónima narra las penurias que pasa Inmok, la conspiración para matar al legítimo príncipe heredero, y las vejaciones que padecen las cortesanas que acompañan a la reina en su confinamiento.
Hay que tener en cuenta que este Diario está escrito por una cortesana que profesaba una fidelidad incondicional a la reina Inmok y que, por lo tanto, nos da su versión de los hechos. En algunos textos chinos, a los que han tenido acceso los traductores, se afirma que el rey Seoncho estuvo enamorado de su concubina Kim Gong-bin (que falleció a los veinticuatro años de edad). Sin cuestionar su afecto, sería lógico pensar que hubo un matrimonio de Estado entre el rey Seoncho y la reina Inmok.
Esta es la primera vez que se traduce a una lengua foránea (ni oriental ni occidental) El Diario del Año del Buey Negro: 1613, lo que supone un acontecimiento literario de primera magnitud para los orientalistas extranjeros, ya que esta obra ha permanecido oculta durante cuatro siglos.
El Diario del Año del Buey Negro apareció escrito sin pausas, por lo que a veces se hizo difícil separar los momentos o fechas en los que se describen diálogos, acontecimientos, etc. Por esa razón, se procedió, con el máximo cuidado, a publicar el texto dividiéndolo en pequeños bloques pero manteniendo, al mismo tiempo, la unidad y la continuidad. Se debe subrayar que algunos de los personajes secundarios (sobre todo, cortesanas, hechiceras etc.) son descritos con breves pinceladas, —sin ahondar demasiado en su personalidad—, y que a veces la autora anónima omite información sobre su destino o las consecuencias de sus actos. Eso no quita valor testimonial a la obra, ya que se logra dar una visión panorámica, de conjunto, de la resistencia heroica de la reina y de la mentalidad de las cortesanas que compartieron su confinamiento y sufrieron maltratos, ataques, torturas, etc. El Diario está escrito con continuos saltos en el tiempo, hacia atrás y hacia adelante, por lo que la obra no sigue el orden riguroso de la crónica del día a día.
La historia de la reina Inmok ha dado mucho que hablar en Corea, y en 1995 la televisión coreana Korean Broadcasting System (KBS) proyectó una telenovela de gran éxito, titulada Doksugung, basada en los hechos que ocurrieron en el Palacio del Oeste.
Debo señalar que el confinamiento de Inmok termina en 1623, tras un golpe de Estado que rehabilita a la reina y destrona al rey Guangje, quien moriría en el destierro en 1641.
Para concluir diremos que la figura del rey Guangje está siendo revisada por la historiografía coreana. Cada vez son más los estudiosos de su persona que reconocen la importante labor que realizó durante los quince años de su reinado. Entre sus logros destacan: la reconstrucción del país tras la guerra contra sus vecinos; la restauración de numerosos monumentos, palacios, lugares históricos etc., que habían sido destruidos durante el sexenio bélico; la revisión de la Ley Agraria y la redistribuición de tierras entre los campesinos; la reparación de numerosos documentos; el envío de una delegación a Manchuria para evitar una guerra con China, y sobre todo, haber desarrollado una política realista, en aras de la estabilidad y progreso de su reino, lo que incluyó el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Japón, en 1609.
Este Diario, inédito hasta ahora fuera de la península coreana, constituye asimismo un valioso testimonio histórico para todos aquellos que estén interesados en los usos y costumbres del Extremo Oriente a comienzos del siglo XVII y en los avatares, vistos por una dama de la corte, de la vida de la reina Inmok en el Reino Ermitaño.
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Autora: Anónima coreana del siglo XVII. Título: El Diario del Año del Buey Negro (1613). Guechuk Ilgui. Traducción de Kyungju Kim y Javier Cortines (primera traducción mundial). Editorial: Hiperión.
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