La Leyenda Negra surgió en la Francia del siglo XVI como una forma de combatir, a través de la propaganda, la hegemonía entonces de la monarquía hispánica, y fue un historiador francés quien más contribuyó a combatirla: Joseph Pérez (1931-1920), homenajeado en la Feria del Libro de Valladolid.
Hijo de españoles emigrados a Francia, procedentes de Bocairente (Valencia), Pérez imprimió con sus estudios «una imagen de una España más abierta, moderna y, por supuesto, mucho más contrastada que la que ofreció la Leyenda Negra», ha añadido el académico e historiador Luis Ribot. La España del siglo XVI fue el gran observatorio del hispanista francés. Fallecido el año pasado, estudió a las minorías (judíos y musulmanes), perfiló las figuras de personas de relieve como Teresa de Jesús e Isabel la Católica, estudió la Inquisición y exhumó la veta humanista de la presencia española en América más allá de las acusaciones de la Leyenda Negra sobre exterminio y explotación. Ha sido notable su contribución al estudio de la Guerra de las Comunidades de Castilla, de la que este año se celebra el quinto centenario de la derrota en Villalar (1521-2021), con aportaciones que superaron otras historiografías del siglo XX, como las de Manuel Danvila o José Antonio Maravall.
Sus estudios, principalmente en el Archivo de Simancas entre 1953 y 1964, «dieron relieve a la reivindicación del Común (pueblo llano) desde el sigo XV de protagonizar un papel en la vida política», ha añadido por su parte la medievalista María Isabel del Val, quien junto a Rucquoi y Ribot han protagonizado una mesa redonda como homenaje de la Feria del Libro de Valladolid a Joseph Pérez. Aunque el movimiento comunero comenzó y acabó en Toledo, en 1520 y 1522, «siempre consideró a Valladolid y a su junta como núcleo central, capital de las Comunidades, y destacó la participación del pueblo, desde las élites hasta el Común«, ha anotado. A esas aportaciones Luis Ribot ha recordado que contribuyó «a definir la revuelta (comunera), limitarla geográficamente a las dos mesetas y a separarla de otros movimientos populares» coetáneos, caso de algunos en Andalucía, que no compartían la misma raíz social y política.
«Si hay una España atractiva en la Historia Moderna, esa es la del siglo XVI, un auge que se mantuvo hasta casi mediados del XVII y que estudiaron muy bien los hispanistas franceses (Joseph Pérez, François López y Bartolomé Bennassar), los tres de origen español», ha insistido Ribot, padrino de Pérez durante su investidura como doctor honoris causa por la Universidad de Valladolid (2005). Esa «ejemplar e irrepetible generación» de hispanistas pudo hacerlo al disponer de más medios económicos que los españoles «en una época como era la de Franco, interesada en la exaltación de un modelo de imperio, aunque evidentemente deformado», ha proseguido.
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