Al otro lado de la ventana llovía. Las gotas repiqueteaban en el cristal y hacía frío. Yo tenía catorce años, granos en la cara, y estaba metido en la cama con las sábanas hasta el cuello. Leía Drácula, de Bram Stoker.
¿Qué ha sido eso?
Un trueno.
De eso han pasado ya unos cuantos años. Las espinillas propias de la pubertad se marcharon y poco a poco me fue saliendo pelo donde antes no tenía. La vida parece avanzar a ritmos vertiginosos, hasta aquí creo que estamos todos de acuerdo. Pero hay ciertas cosas que nunca cambian. Trece años después, mientras leía Vestido de novia, de Pierre Lemaitre, también llovía. Las gotas repiqueteaban en el cristal y hacía frío. Y yo, metido en la cama con las sábanas hasta la coronilla, me mordía las uñas. Miraba la ventana cada vez que se iluminaba con un relámpago. Pasaba las páginas con angustia por descubrir lo que venía a continuación.
Da la sensación de que el concepto de thriller psicológico está ahora bastante de moda. Este reclamo puede verse por todas las esquinas de las librerías como si fuese la panacea para vender ejemplares, pero en honor a la verdad, a Vestido de novia pueden ponerle esta etiqueta sin riesgo a equivocarse o parecer exagerados. En esta historia la psicosis es brutal y la sensación de perder el contacto con la realidad nos aborda desde las primeras páginas de la novela. La intriga, el suspense, el martillazo que nos aturde con cada giro narrativo… El autor consigue que los lectores vayamos atando cabos como si fuésemos los propios protagonistas de la novela. Mientras leía, podía imaginarme la cabeza de Lemaitre llena de engranajes, muelles y resortes. Madre mía, cómo funciona la sesera de este maestro del género negro.
¿Y por qué? ¿Por qué he empezado hablando de Drácula en esta reseña? Pues porque con la lectura de ese clásico descubrí, por primera vez, qué era eso a lo que la gente llamaba novela epistolar. Y es cierto que en el caso de Vestido de novia no se trata de una novela epistolar propiamente dicha, pero parte de su historia se narra a través de los diarios y notas de uno de los personajes: esto me ha hecho recordar el buen resultado que se puede obtener con una estructura bien trabajada, elaborada y original. Esta novela se divide en tres partes y, la segunda, está contada como si fuesen las memorias de uno de los protagonistas. Brutal. Aplausos. De verdad. Uno no sabe si está leyendo la realidad o solo vive las experiencias y puntos de vista de los personajes. La mitad de las respuestas quedan en manos del lector, y eso solo ayuda a que nos podamos sentir parte de la trama.
No sé si a algunos de ustedes este detalle les parecerá una tremenda banalidad, pero a mí me resultó interesante: ni los propios editores de Alfaguara fueron capaces de redactar una sinopsis para la contraportada del libro. Lo único que podrán encontrarse es lo siguiente:
Sophie Duguet no entiende qué le sucede: pierde objetos, olvida situaciones, es detenida en un supermercado por pequeños robos que no recuerda haber cometido. Y los cadáveres comienzan a acumularse a su alrededor…
Y ya no podemos desvelar nada más de este thriller, para así mantener intacto el escalofriante placer de la lectura y la adictiva búsqueda de la verdad por parte del lector.
Y ya está. Realmente poco más podemos decir de esta novela sin adelantar demasiado y hacer spoilers. Están obligados a adentrarse en la historia y conocer sus entresijos por propia voluntad. Solo así podrán disfrutar de la verdadera esencia de este libro. Perdonad que yo también sea escueto en cuanto a detalles, pero estoy seguro de que si alguno de ustedes se decide a leerlo sabrá agradecérmelo.
El final. Bien cerrado, redondo y todas esas cosas que se suele decir. Pero la sensación que me he llevado después de leer esta novela es que he disfrutado más durante el desarrollo de los acontecimientos que con el desenlace de las últimas páginas.
En cualquier caso, estamos hablando de trescientas páginas que se leen de seguido y que constituyen un viaje tan placentero como inquietante. Pierre Lemaitre también es guionista de cine, y esto se ve reflejado en sus obras. Si Vestido de novia fuese una película, no me habría levantado ni para mear.
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Autor: Pierre Lemaitre. Título: Vestido de novia. Editorial: Alfaguara. Venta: Amazon, Fnac y Casa del libro
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