El viaje emocional de cinco amigas

Un título  tan evocador como este ya puede darnos una pista sobre su autora, una mujer sensible, poeta y amante de la palabra. Su estilo es impecable, su dominio del lenguaje indudable y sus diálogos son como una flecha que hace diana en el centro de nuestro corazón. La historia (es su primera novela y no lo parece) es mucho más que una road story aunque es cierto que hay un viaje en coche protagonizado por cinco amigas que se dirigen a Lyon. Cinco amigas que hace muchos años que no se han visto y que en realidad lo que conocen las unas de las otras son recuerdos del pasado. Todos cambiamos y todos seguimos siendo los mismos con el paso del tiempo porque, a fin de cuentas, el tiempo y la memoria son ejes fundamentales en esta novela en la que los hombres juegan un papel bastante secundario. La que conduce es Olivia, una modelo que desde luego no concuerda con el estereotipo que muchos podemos tener sobre esta profesión. Olivia es la columna vertebral de esta historia y su pensamiento nos guía durante todo el viaje que emprendemos desde el arranque de la novela. Olivia se quiebra, se derrumba y revive. Olivia es sinónimo de lealtad y lucha por mantenerse fiel a ella misma porque no hay peor deslealtad que la que podemos cometer contra nosotros mismos. El resto de las pasajeras de este viaje que no solo es físico sino que tiene mucho de emocional son Gádor, una mujer muy de nuestros días, en los que hay que ser feliz a toda costa, y Victoria, una mujer conformista, y ahí es donde vuelve a hacer diana porque, aunque Olivia en apariencia es una mujer fuerte y segura, en realidad es mucho más humana y frágil de lo que quiere dejar ver y además guarda un duro secreto que no solo no le deja respirar sino que consigue contracturar cada músculo del lector porque la novela llega a doler, pero en su justa medida porque el humor está muy presente. Un humor sutil, inteligente que logra que la historia, que a ratos es una brisa y a ratos es un huracán y siempre elegante, se devore de una sentada,, aunque es todo menos liviana. Eso sí, una vez que arrancas con ella no quieres dejarla hasta llegar a destino y el final es tan sorprendente como la manera tan especial que tiene la autora de tocar temas tan trascendentales como la duda, el miedo, el deseo, la amistad con todas sus maravillas y sus aristas y la soledad, porque, en el fondo, cada una de estas pasajeras está sola.