Cinco años después de aparecer en Santo Domingo la antología de poemas de Jorge Urrutia (Madrid, 1945) Presente continuo, publicada por la Editora Nacional de la República Dominicana, la Fundación Jorge Guillén ha editado una más amplia selección poética del autor a cargo del mismo antólogo y prologuista, el dominicano José Enrique García. De la naturaleza de las cosas (más o menos una antología) es el título de esta reciente recopilación a la que se han incorporado poemas inéditos, además de una muestra de sus primeros libros.
Cada sala desierta del aeropuerto
con diez columnas negras y brillantes
es un espacio agudo al que atraviesan
las voces misteriosas que anuncian las salidas.
Si resuenan los pasos del viajero,
cansado ya y al cabo de su tarde,
se convierte en estéril contorno de la espera
que marca y sella etapas de la vida. (71)
En el título de la compilación centroamericana de 2018 había connotaciones metafísicas unidas a las lingüísticas. En el libro aparecido en Valladolid, que reproduce exactamente el de una obra del poeta y filósofo romano Tito Lucrecio Caro, aunque atenuando su énfasis clásico desde el subtítulo, se puso el acento en la perspectiva filosófica desde la que el escritor madrileño suele enfocar los asuntos plasmados en sus versos, e incluso en las prosas en las que cabría advertir esa misma dimensión. Dicha perspectiva filosófica se remarca todavía con las significativas citaciones de filósofos que, junto a las de poetas, preceden a tantos poemas reunidos en De la naturaleza de las cosas.
No presenta esta antología los poemas en una sucesión cronológica que pudiera evidenciar etapas evolutivas, sino que se han distribuido en cinco secciones donde se agavillan según afinidades entre ellos, y mostrándose la obra resultante de un modo susceptible de adquirir significación por sí misma. Cada uno de los libros del poeta madrileño está representado en De la naturaleza de las cosas, no sin acaso todos han contribuido en distinta medida al logro de la semántica del conjunto logrado. Sin embargo, y era esperable, la significación resultante se propicia a base de un elenco en el que predominan los textos que fueron componiéndose a partir de la década de los noventa, y sobre todo los procedentes de tres libros, el de 2001 Una pronunciación desconocida, el de 2004 El mar o la impostura y el de 2010 Ocupación de la ciudad prohibida, editado este tercero en el mismo año que las prosas de subgénero inclasificable pertenecientes a De una edad tal vez nunca vivida.
Componente medular del mundo poético de quien pertenece a la denominada generación “del lenguaje”, en el supuesto de Jorge Urrutia ese componente iba a potenciarse en el ámbito familiar. Fue merced a su progenitor, el poeta cordobés Leopoldo (Urrutia) de Luis. A su lado palpó de niño la seducción del Sur, de la raigambre andaluza de pertenencia, así como la seducción del crear poético. Lo ha evocado con agradecida nostalgia en el “Poema ante Jimena de la Frontera donde fue el origen del comienzo”, de su libro de 1979 Del estado, evolución y permanencia del ánimo, y de una manera mucho más honda y dilatada en De una vida tal vez nunca vivida. Junto a su padre también nacieron las inquietudes sociales y literarias, y se fue adentrando en creadores tan claves como Antonio Machado, Vicente Aleixandre y Miguel Hernández, al conocimiento de cuyas obras, como al de otros poetas muy significativos, entre ellos Juan Ramón Jiménez, ha contribuido desde un enfoque en el que prima siempre su fijación en cómo construyen sus hablas poéticas.
A la potenciación de su marcado interés en el lenguaje iba a sumarse en Jorge Urrutia su carrera profesional como docente e investigador universitario en España y en otros países, culminada en la madrileña Universidad Carlos III. Ambas dedicaciones, la pedagógica y la investigadora, le condujeron a plantearse como poeta conflictividades diversas entre condicionamientos inherentes al propio empleo lingüístico, así como a adoptar una actitud crítica compleja ante el gravamen estimulante de lecturas canonizadas. Y en busca de un lenguaje que él mismo reconociese como radicalmente personal, en los 70 atravesó caminos creativos orientados a deconstruir el legado literario para tenerlo en cuenta de nuevo más adelante desde nuevos parámetros. Lo deconstruyó valiéndose de un modo de manipulaciones expresivas que iba a calificar como “fiero” desde el propio título de 1977 El grado fiero de la escritura, un extraordinario libro de experimentación con resonancias de una obra muy emblemática de Roland Barthes.
En ese mismo 1977 publicaba el semiólogo francés sus Fragmentos de un discurso amoroso, en el que se ofrecen diversas perspectivas fragmentarias desde el ángulo de un amante. Sin que pretenda establecer relación alguna con este libro barthiano, entiendo que la poética de Jorge Urrutia desde los 80 podría leerse como una suerte de cancionero amoroso, pero a su propia palabra lírica fingida como amada y surgida a partir del litigio del escritor con modelos canónicos. De cualesquiera santones se fue distanciando en busca de puntos de vista reinventados, y sin cargas retóricas y rítmicas, siempre en pos de latidos literarios muy personales que se le ofreciesen como una razón de vida y razón de ser, a sabiendas de que no podría evitarse el envite de conseguir plena autenticidad comunicativa.
A esta búsqueda responde la creación lírica sustancial reunida en De la naturaleza de las cosas (más o menos una antología). Es una creación que transita desde el experimentalismo y su metabolización superada en el siguiente libro, el de 1985 Delimitaciones, a las propuestas simbolistas y de calado intimista que se dejan sentir en su palabra literaria desde la obra de 1991 Invención del enigma. Jorge Urrutia prodiga esas propuestas desde entonces en Cabeza de lobo para un pasavante (1996) incidiendo en ellas a través del simbolismo del viaje de la vida como palabra escrita en El mar o la escritura, y profundizando en esa misma poética en otro libro también citado más arriba, el conjunto de 2010 Ocupación de la ciudad prohibida, de donde copio los versos finales del poema “Elegías en las ruinas de Bosra”:
Naufraga ya la tarde en el desierto
y el viajero quisiera ya no ser más viajero,
instalarse en la alfombra de la mezquita vieja
donde las palabras tienen forma de piedra,
en la que dejan huella las patas del camello,
y el agua lentamente ha herido con su lágrima. (88)
—————————————
Autor: Jorge Urrutia. Título: De la naturaleza de las cosas (más o menos una antología). Editorial: Fundación Jorge Guillén. Venta: Todos tus libros.
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: