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Victor Hugo, romanticismo y pasión

Victor Hugo, romanticismo y pasión

Una tarde de primavera de 1801 el general del Imperio Joseph Léopold Hugo y su esposa Sophie salieron a dar un paseo por el monte, cerca de Besançon. Se amaban tan apasionadamente que concibieron allí mismo al tercero de sus hijos, al que bautizaron con el nombre de Victor, en honor al que sería su padrino de bautismo.

El matrimonio también amó apasionadamente a sus respectivos amantes, hasta el punto de que el mismísimo José Bonaparte tuvo que poner orden: el general Hugo acababa de ser destinado a España para terminar con nuestro Empecinado, y no estaba bien visto en la sociedad madrileña que conviviera con una señora que no era su mujer, mientras ésta convivía en París con el conspirador Victor Lahorie, fugado de la justicia y, adivinen, padrino de bautismo de Victor Hugo. La imagen del Imperio y todo eso.

Nuestro escritor nace el 26 de febrero de 1802 en Besançon, y fue un bebé de aspecto tan débil y enfermizo que se temió por su supervivencia. Pasó su infancia primero con su padre y su amante en Italia, después con su madre y su amante en Francia, y luego con ambos en Madrid, donde se instalan en el maravilloso palacio Masserano, hoy desaparecido. Estudia en el colegio de San Antón, reconvertido en seminario de nobles durante la ocupación francesa. En 1812 los dos hijos pequeños regresan con su madre a París. Ella era una dama con una formación intelectual exquisita, que pasaba las tardes compartiendo sus lecturas con los niños, fueran éstas de carácter infantil o no: generalmente no lo eran. Sophie frecuenta al matrimonio Foucher mientras los niños juegan con su hija Adéle, quien se convierte en su mejor amiga.

"Victor se encarga de todo en todas las secciones, llegando a tener once seudónimos con los que redacta, escribe, pregunta y se responde a sí mismo"

Cuando el matrimonio Hugo se disuelve definitivamente, Eugéne y Victor son internados en la pensión “Decotte y Cordier”, y Victor, que destaca en dibujo y en matemáticas, empieza a componer versos con Eugène. Escriben y representan obras de teatro, y su formación clásica es tan superior a la del resto que despiertan los celos de Decotte, quien hace que les lluevan castigos y les prohíbe escribir. Pero el joven profesor Biscarrat, testigo de la exaltada pasión de Víctor —con catorce años había declarado que “quiero ser Chateaubriand o nada”—, le ayuda a presentarse al concurso de poesía de la Academia Francesa de 1817. Llama la atención del jurado, que no concibe que alguien tan joven pueda escribir así, y duda sobre su edad. Victor envía su partida de nacimiento como prueba, y con esa mención de la Academia y todo aclarado, comienza la vida literaria del niño prodigio de las letras francesas. Comienzan también a manifestarse, soterradamente de momento, los celos de su hermano Eugène, aunque eso no impide que, junto con Abel, funden una revista, El Conservador Literario. Victor se encarga de todo en todas las secciones, llegando a tener once seudónimos, con los que redacta, escribe, pregunta y se responde a sí mismo.

Enamorado hasta la médula de su amiga Adéle, enlaza furiosamente octosílabos, alejandrinos, rimas y ritmos, con la sola idea de ganar algo de dinero para ser digno de pedir su mano. En 1822 publica sus Odas y poesías diversas con éxito, y el gobierno le concede una pensión con la que por fin pueden contraer matrimonio. Sin embargo, una nube negra empaña su horizonte: su querido Eugène. Con el fallecimiento de su madre en 1821, éste había caído en una profunda depresión, y el día de la boda de Victor sufre un ataque de celos y locura en pleno banquete. Sus amigos consiguen recluirlo en una habitación, y al día siguiente, cuando acude a visitarlo, se lo encuentra preso de la esquizofrenia, destrozando los muebles a sablazos y mascullando entre dientes su amor por la mujer de su hermano. Lo ingresan en un sanatorio mental de por vida, como es lógico.

"Con la catedral y París como protagonistas, escribe sobre sentimientos, anhelos y belleza, lo grotesco y lo trágico"

El comienzo de su matrimonio es también el de su primera novela, Hans de Islandia. Publicada en 1823, consigue excitar el interés del público pese a las escasas ventas, y queda al descubierto su extraordinaria imaginación, salpicada de elementos macabros y románticos. Participa en la revista de Deschamps La Musa Francesa, junto con otros jóvenes que son distinguidos como él, religiosos por conveniencia, monárquicos por tradición, e impregnados de sentimientos platónicos y caballerescos. Clasicismo y romanticismo, literatura y política, ideología y religión. Byron, Scott, Goethe, Moore, Schiller… Todo cala en el temperamento de Hugo, y publica las Nuevas Odas en 1824 y las Odas y baladas en 1826. Su poesía, con evidente influencia alemana, se ha convertido en un juego que domina a la perfección.

En el prefacio de la obra de teatro Cromwell, de 1827, sienta las bases definitivas del Romanticismo. Escribe que “por esto (…) el drama (…) puede tener a la vez mucha profundidad y gran relieve, ser filosófico y pintoresco”. Lo dramático y lo pintoresco quedan unidos en toda su obra. Continúa con las obras de teatro Marion Delorme, censurada por un supuesto atentado —literario, por favor— contra la Monarquía, Hernani, escrita en menos de dos meses, y El rey se divierte, también prohibida y más tarde llevada a la ópera por Verdi como Rigoletto. La censura le sirve de acicate para seguir escribiendo.

En 1831 publica Nuestra Señora de París, su primera gran novela, en la que cuida hasta el más mínimo detalle en el lenguaje, los decorados, la vestimenta de los personajes, su carácter y su estilo de vida. Es la gran denuncia social del momento y el éxito es abrumador. Con la catedral y París como protagonistas, escribe sobre sentimientos, anhelos y belleza, lo grotesco y lo trágico. El turbio deseo de un clérigo por una bella bohemia y la fatalidad de todo. Nuestro genio se ha hecho mayor.

"Despreciado por la derecha, la izquierda tampoco le acepta, y con el golpe de estado de 1851 se exilia en Bruselas"

Continúa representando obras de teatro, como Lucrecia Borgia, escrita como un drama con tintes de tragedia griega que ha pervivido así hasta hoy en el imaginario popular. Le sigue María Tudor, y ambas son representadas por la actriz Juliette Drouet, de impresionante belleza y cuestionable reputación.

Su abnegada Adéle, madre de sus cinco hijos —el primero fallece al poco de nacer—, era su solaz, su descanso, su hogar. Y el celebrado crítico literario Sainte-Beuve era su mejor amigo y el amante de ésta. Cuando ese romance se convierte en la comidilla de París, Victor Hugo ya se ha visto arrastrado sin remedio a los brazos de Juliette. Los cuatro alternan amor, odio, indiferencia, pasión y amistad. Finalmente ésta se rompe entre el crítico y el escritor, pero no sólo por la cuestión amorosa, no vayan ustedes a pensar, sino por sus diferencias políticas y literarias acerca de Mirabeau. Adéle vuelve con su marido y él compagina su relación con ambas con una maestría insuperable: la serenidad y estabilidad que le ofrece su esposa, con la que convive, es el complemento perfecto de la pasión y la locura que se desata cuando está cerca de Juliette, con quien escapa todos los años al campo durante varias semanas. Poco a poco, con los años, irá acortando estas semanas en favor de nuevas amantes: la incorporación “oficial” de Léoni d’Aunet, casada con el pintor Biard, supuso un auténtico escándalo. Las reglas no estaban hechas para la familia Hugo.

En enero de 1841 logra entrar en la Academia Francesa, pero en septiembre de 1843 la vida le atesta un duro golpe: mientras está de viaje con Juliette en los Pirineos, lee en la prensa la noticia de la muerte de su hija Léopoldine y su marido, ahogados en el Sena al naufragar su barco. Ésta estaba embarazada, y la desgracia empuja a Hugo a escribir furiosamente, aunque tarda mucho tiempo en publicar de nuevo. En 1845 es nombrado par de Francia, y durante la Revolución de 1848 alcalde del 8º distrito de París. Sigue siendo conservador, pero evoluciona hacia la izquierda, y un año después pronuncia su Discurso sobre la miseria en la Asamblea Legislativa. Despreciado por la derecha, la izquierda tampoco le acepta, y con el golpe de estado de 1851 se exilia en Bruselas. Allí coincide con Dumas, con quien almuerza casi a diario. Con la publicación del panfleto Napoleón el Pequeño, se ve obligado a exiliarse de nuevo, esta vez en Jersey y con su familia al completo. Juliette, por supuesto, estaba incluida y vivía en la casa de enfrente. Se vuelca en el estudio del espiritismo y de una religiosidad hecha a medida, pero de nuevo es expulsado del territorio: la reina Victoria visita Francia y él no puede evitar una crítica feroz. Se instala en Guernsey, donde en 1862 escribe su obra maestra, Los miserables.

"En 1881 París celebra su octogésimo aniversario con un gran desfile en su honor"

No regresa a París hasta 1870, cuando considera que Francia ha quedado libre de usurpadores, pero se encuentra de viaje en Bruselas cuando estalla la Comuna de París. Desde allí la desaprueba tan vehementemente que, como se pueden imaginar, de nuevo es expulsado de Bélgica. Pasea por Europa hasta su regreso definitivo en 1873, y continúa su hacer político, literario y amatorio, escribiendo a sus amantes a hurtadillas de sus otras amantes. Adéle había fallecido en 1868 y Juliette ejerce de esposa oficial. En 1881 París celebra su octogésimo aniversario con un gran desfile en su honor, y el veintidós de mayo de 1885 Victor Hugo fallece por una congestión pulmonar. El veinticinco de mayo por la noche su ataúd, con sus iniciales, es expuesto bajo el Arco del Triunfo, velado por coraceros a caballo y cubierto por un gran crespón. Al día siguiente es conducido al Panteón de París, y más de dos millones de personas siguen al féretro para dar su último adiós al genio.

Ese genio francés que participó en todas las batallas que se le presentaron, que defendió todos los derechos posibles —los de autor entre otros—, y que vivió como si no hubiera un mañana. Que sintió como todos nosotros, pero lo supo expresar en palabras mejor que nadie. Requiesce in pace, Victor Hugo.

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Raoul
Raoul
1 año hace

La primera novela de Victor Hugo no es Hans de Islandia, es Bug-Jargal.

Juan
Juan
1 año hace

¿Cómo hablar sin pasión de quien mejor la representó? Gracias Paula Torres.

Gabriel Vallarino
Gabriel Vallarino
1 año hace

Que bueno !! Tengo xa leer Los Miserables, edición de los años 60…….muy buena tu ilustración de ewte gran escritor francés, muchas gracias.