El cantautor asturiano Víctor Manuel ha señalado que cocinar siempre le ha aportado «mucha felicidad», al igual que visitar a lo largo de las últimas décadas los mercados de las diferentes ciudades por las que ha pasado, que es donde «está la vida».
Víctor Manuel (Mieres, Asturias, 1947) ha presentado en la biblioteca Pérez de Ayala de Oviedo su nuevo libro, El gusto es mío (Editorial Aguilar), que traza toda su trayectoria a base de recetas, recuerdos gastronómicos y olores. «Tengo amigos que siempre que van a una ciudad nueva entran en la catedral. Yo siempre entro en los mercados, porque siento que ahí está la vida», ha dicho en una charla con el escritor Fulgencio Argüelles, donde ha asegurado que lo primero es menos divertido que «ver un tratante de ganado o a un paisano vendiendo berenjenas».
Víctor Manuel ha explicado que la idea primaria no era hacer un libro de recetas, porque no se considera cocinero y no tiene «técnica ninguna», sino uno sobre las experiencias que «le ha tocado vivir y comer». Ha relatado que, cuando de joven se fue de Asturias, su tierra natal, descubrió que había más platos que «la fabada, el pote y los frixuelos», momento en que comenzó a interesarse por la gastronomía e inició un proceso de «ensayo y error» con los platos que probaba. El cantautor asturiano ha comentado que, mientras que su cocina se basa en «copiar y mejorar», con la elaboración de sus trabajos musicales trata de «sacar algo de donde hay nada». «Me cuesta más hacer una canción», ha reconocido antes de subrayar la labor de los chefs que «han hecho avanzar la gastronomía hacia límites que no soñábamos» y hacia quienes siente una «admiración ilimitada».
Según ha subrayado, lo verdaderamente importante es reunir a los amigos en torno a la mesa, como Javier Gurruchaga, que «no come nada», Joaquín Sabina, que es «de cosas pequeñas, como el jamoncito», Miguel Ríos, que «no deja nada en el plato», y Pablo Milanés, que disfruta haciéndolo. Además, ha hecho mención especial a los arroces que comparte todos los veranos en Menorca con Joan Manuel Serrat mientras ambos disfrutan de sus vacaciones en la isla.
También ha señalado que su mujer, Ana Belén, le está apoyando mucho en este proyecto sobre los fogones, aunque ha reconocido que «se pone muy nerviosa» cuando experimenta con las recetas. «Pero no la he defraudado demasiado», ha bromeado el asturiano, antes de sostener que todos los viajes que ha realizado por el mundo le han permitido corroborar que no se debe contar «a la gente por sus nacionalidades, sino de una en una y mirándola a los ojos».
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