Foto: Paul McCartney fotografiado por su hija Mary McCartney en Sussex, Inglaterra, 2020. ©Mary McCartney
Una reseña muy parcial
Este año, a falta de giras, ha sido el año McCartney. Él, en definitiva, es lo que nos queda de los Beatles —pobre Ringo— y está comprometido a mantener su legado no en la piel de uno de sus integrantes, sino en la de uno de sus fans. Se nota su sorpresa al escuchar sus propias canciones de la época en la magnífica serie documental McCartney 3, 2, 1 (Disney+) junto al productor Rick Rubin: parece como si él fuese uno de los chicos, hoy anciano, que los esperaban en las escenas de Qué noche la de aquel día de Lester y no uno de sus protagonistas. Ahí se mueve la emoción que maneja. En este documental los dos músicos recorren en blanco y negro una parte importante de la producción del beatle. Con un blanco y negro apabullante y tan sólo unos cuantos instrumentos y una mesa de sonido son capaces de entrar al corazón de las canciones y salir. Una oportunidad maravillosa que puede servir como introducción o como regreso para los más cafeteros: ahí se desgrana desde el clásico «Can’t Buy Me Love» hasta el perdido «Check My Machine». Puro disfrute.
También ha sido Paul el principal impulsor de la nueva versión del documental Let It Be, estrenado en 1970 en una edición más limitada tanto en tiempo como en capacidad de evaluar el impacto cultural que este grupo tuvo en el siglo XX. Peter Jackson no se corta y hace una serie de casi tres horas por capítulo donde los Beatles pasan a ser un reality. No sé si Get Back (Disney+) tiene interés para los no iniciados, pero para los que somos yonquis es de desmayarse. Ahora que ya lo he visto varias veces, en ocasiones lo pongo como quien pone en la televisión una pecera. Pululan George, John, Ringo y Paul por su final. John, ido. George, egoísta. Ringo, semiausente. Y Paul, tirando y tirando de los demás. Probablemente estaba obcecado de tanto querer seguir con tres que no querían, aunque no lo supiesen. Pero ellos cuatro sólo parecen actores en una trama cuyo centro son las asombrosas canciones que por allí circulan, incluso en sus primeras versiones: Get Back, Across the Universe, Let It Be, Two of Us… O las composiciones que luego conducirían sus carreras en solitario: «All Things Must Pass», «Another Day» o «Gimme Some Truth». Lógicamente el beatlemaniaco se vuelve un niño glotón. Parece que ese festín no se acabe nunca.
¿Entonces qué nos puede ofrecer el nuevo libro Letras (Cúpula), de Paul McCartney? Creo que para los seguidores de Paul, entre los que me encuentro, mucho más que los anteriores. Es un recorrido reposado ¡en buen papel! sobre canciones populares («For No One», «Yesterday», «Fool on the Hill», «Band on the Run»…) donde el exbeatle se para a contar y a mezclar historias con Historia de todo su tiempo. Disfruto del todo cuando McCartney comienza a entrar en las claridades y oscuridades de canciones que adoro: «Jenny Wren», «She’s Given Up Talking», «The Kiss of Venus», «Magneto and Titanium Man», «Somedays», «Uncle Albert / Admiral Halsey»… La edición impresiona, con fotos y facsimiles de todas sus épocas (adoro las cubiertas de los singles y los carteles de promoción) y no hay un solo comentario de Paul con Paul Muldoon, el editor, que no merezca pararse. Al español traduce Eva Raventós con habilidad —hay muchas expresiones complicadas y dobles sentidos—: tan sólo se echa de menos en estos dos espléndidos volúmenes que también hubiesen traducido las letras de las canciones. Leo a McCartney en su comentario a «Lady Madonna»: «Una cierta felicidad nace en tu música si no tienes una intención clara, si no intentas que suceda y sucede por su cuenta. Hay una cierta magia en ello. Gran parte de lo que hacíamos procedía de un profundo sentido del asombro». Se le olvida a Paul añadir una magia mucho más compleja de su catálogo: transmitir esa emoción a los demás.
—————————————
Autor: Paul McCartney. Título: Letras. Editorial: Cúpula. Venta: Todostuslibros y Amazon
La m´usica moderna tendrá una deuda eterna con ese tío. When I was younger so much younger than today… prefería a Lennon. Pero ahora no tengo dudas: si he de escoger, me quedo con McCartney. No era menos genio que Lennon y encima le debemos la segunda época del grupo (ya que él fue quien más tiró del carro), para mí la más creativa y mejor.
Beatles forever!