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Volver a la infancia

Volver a la infancia

La periodista peruana Verónica Ramírez publica una opera prima —con no pocos elementos de autobiografía familiar— en la que se narra la historia de Vera, una niña que huye de la guerra y que, en cierto momento, tiene que volver la vista atrás para recordar su infancia interrumpida.

En este making of Verónica Ramírez reconstruye el origen de Casi todo desaparece (Alfaguara).

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“¿Cómo narrar lo histórico desde lo íntimo?”, se pregunta Elena Medel en el prólogo de Léxico familiar, el libro de memorias de Natalia Ginzburg. Esa misma pregunta me la hice muchas veces a lo largo de la escritura de Casi todo desaparece, que narra la historia de Vera, una niña que huye de una guerra y que, muchos años después, se enfrenta a otra al volver la vista atrás y recordar su infancia interrumpida.

Vera nace de una historia que me contaron, de mi propia historia familiar y la de muchas mujeres que conocí o me inventé a lo largo de mi vida, mujeres que por diferentes motivos tuvieron que abandonar su lugar de origen y reconstruirse en un universo completamente diferente.

"Siempre me he sentido atraída por las pandillas infantiles. Yo misma tuve una con la que vulneré todas las prohibiciones adultas, pero que fraguó en mí un sentimiento de pertenencia que durante mucho tiempo consideré indestructible"

En el caso de Vera, ella y su familia huyen de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, pienso que podrían haber escapado de Gaza, Ucrania, Burkina Faso, Yemen, Siria o de cualquier otro lugar donde unos pocos deciden sobre la vida de muchos. Si bien no tenía la intención de ser específica con las fronteras vulneradas, los civiles afectados o el número de soldados en combate, sí me interesaba acercarme al terror que ocurre cuando una guerra estalla en la puerta de tu casa.

En ese sentido, me sentí muy acompañada por El mundo de ayer, de Stefan Zweig, que narra con profundidad la descomposición traumática que atravesó Europa en el siglo XX. También por Suite francesa, de Irène Némirovsky, quien escribió esta historia inconclusa con letra minúscula en unos papeles que se agotaban conforme se le agotaba también el tiempo de vida debido al cerco nazi. Igualmente, para intentar aprehender el paisaje de ese territorio montañoso bañado por el turquesa imposible del Adriático, me fue de gran utilidad Cordero negro y halcón gris, de Rebecca West, donde la autora de la extraordinaria El regreso del soldado realiza un viaje por los países de la antigua Yugoslavia.

Siempre me he sentido atraída por las pandillas infantiles. Yo misma tuve una con la que vulneré todas las prohibiciones adultas, pero que fraguó en mí un sentimiento de pertenencia que durante mucho tiempo consideré indestructible. Por tal motivo, me interesaba indagar en ese primer gesto de diferenciación e independencia del núcleo familiar. Esa primera exploración del mundo que tan bien retratan películas como Los Goonies o Stand by me y novelas como El guardián entre el centeno o Las aventuras de Tom Sawyer fueron una fuente invalorable de emociones para proyectar a los tres niños, Vera, Misha y Álex, que en la novela forman un pequeño ejército en el marco de una guerra mayor.

"Pude ser yo, pudiste ser tú, podríamos ser todos. Siempre me ha conmovido la grandeza de las vidas completamente anónimas, como el Stoner de John Williams"

En la novela, la Vera adulta, esa mujer melancólica que recuerda una y otra vez los pasajes de su infancia, decide encender los reflectores por primera vez para iluminar su pasado y emprender un viaje de retorno a ese territorio que durante muchos años intentó mantener sepultado. Elegí la primera persona para contar su historia, algo que en mi oficio de periodista está, por lo general, vetado. De esta forma buscaba conectar con su fragilidad, entender sus silencios largos, sus ausencias, su malhumor, su soledad no elegida. En más de una ocasión busqué a una amiga psicoanalista para intentar descifrar a la Vera que yo misma había construido.

Todos estos elementos, libros, experiencias, conversaciones y recuerdos se confabularon desde algún lugar para que yo me atreviera a contar una historia sobre las secuelas de una guerra en una mujer que reconstruyó su identidad a partir de la pérdida y el dolor. Pudo ser otra guerra, otra mujer, otra pérdida. Pude ser yo, pudiste ser tú, podríamos ser todos. Siempre me ha conmovido la grandeza de las vidas completamente anónimas, como el Stoner de John Williams. Vera, que se atrevió a buscar sus recuerdos en los arbustos de la infancia, es un ejemplo de esas biografías en apariencia insignificantes que, sin embargo, hacen girar las ruedas del mundo.

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Autor: Verónica Ramírez. Título: Casi todo desaparece. Editorial: Alfaguara. Venta: Todos tus libros.

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