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Volver a La Mudarra

Volver a La Mudarra

Fotos de portada y artículo: David Vila/Fundacion Godofredo Garabito y Gregorio.

La Mudarra se encuentra al Sur de la tierra de Campos, entre los montes Torozos, que a lo mejor para otros son suaves ondulaciones del terreno, pero que para mí ya son una de las cadenas montañosas que vertebran este país. La Mudarra está en lo más profundo de Castilla, en un maravilloso páramo en cuya Casa Grande, una vez al año, se dan cita nuestros mejores periodistas y escritores. Este año la reunión ha sido a primeros de septiembre, al tiempo de la vendimia, con el primer caer de las hojas y ese momento en el que uno no tiene claro si es final de verano, principio de otoño, o sólo nostalgia de cualquier cosa. Están todos, o casi todos. Reclutados por la Fundación Godofredo Garabito y Gregorio y capitaneados por su presidente, Guillermo Garabito, se propone un debate: entre argumentos y sentimientos, ¿quién manda en el mundo de la información?

"Los días previos al debate, las conversaciones van tomando forma y se trata también de Arte, de lo racional y lo irracional, de las emociones que despiertan las obras del hombre"

Los días previos al debate, las conversaciones van tomando forma y se trata también de Arte, de lo racional y lo irracional, de las emociones que despiertan las obras del hombre, ya sean literarias, arquitectónicas o musicales. La Casa Grande y la familia Garabito nos han recibido el viernes por la noche con una puesta en escena maravillosa entre brillos de plata, espejos venecianos y una cena exquisita, y la sobremesa está a la altura: cómo no estarlo, con Sabino Méndez, escritor, literato y poeta, entre otras cosas, —su “Cadillac solitario” o su “Rock´n´roll star” son leyenda—, María José Solano, nuestra pluma más ilustrada, viajera y elegante, —valgan como ejemplo sus libros Una aventura griega y Jerez—, Guillermo Garabito, humanista donde los haya y el mejor anfitrión que conocerán en su vida, José Luis Martín, el alma de los informativos de RTCyL, y José María Nieto o la inteligencia hecha humor puro. Emociones que conmueven, poesía, Ruano, Camba y Plá, columnismo, cultura y carcajadas infinitas gracias a la inefable Karen Verdejovitz, que llegó a última hora y ojalá no hubiera tenido que marcharse.

El sábado por la tarde, después de las tradicionales verdinas con perdiz de Paloma Garabito, de nuevo se habla de humor, y con mayúsculas: Manuel Puebla, —enorme en todos los sentidos—, presenta su libro La ventana indiscreta, editada este año por Reino de Cordelia, y le hace los honores su cómplice en esto del ingenio gráfico, José María Nieto. Se sortean libros entre los asistentes, siempre con la duda de la trampa garbosa, y se centra el debate. Cumpliendo a duras penas la regla del minuto, Ignacio Camacho, Juan Fernández-Miranda, Chapu Apaloaza, María José Solano, Rebeca Argudo, María José Fuenteálamo, Jesús F. Úbeda, Jesús Nieto, Jesús Calero, Jorge Francés, Jeosm, Sabino Méndez, Susana Castañón, Guillermo Garabito, Diego Garrocho y los mencionados Puebla y Nieto no se limitan al derby clásico entre razón y corazón, sino que bucean hasta el fondo de la importancia de esos sentimientos que matizan o deben matizar el argumento, pilar de la información, y ese sentimentalismo al que hoy es tan fácil llegar. No aniquilemos los argumentos, pero conservemos a la primera persona; huyamos del sentimentalismo tóxico, pero construyamos emociones compartidas que alumbren grandes momentos.

"No cabe un alfiler en la Casa Grande en este homenaje a David Summers, ese tipo normal y maravilloso a la vez"

El domingo, siguiendo la tradición, se entrega el Ciprés de Honor y se nombra Patrono de la Fundación al gran David Summers, vocalista de Hombres G, que ha paseado el español por el mundo y que es un amante del cine, del humor —recordemos a su padre, el extraordinario Manolo Summers—, y de la literatura. No cabe un alfiler en la Casa Grande en este homenaje a David, ese tipo normal y maravilloso a la vez, que en una comida te hace sentir amiga de toda la vida, que ha escrito la banda sonora de varias generaciones y que es, sin duda, uno de los grandes referentes de nuestra cultura. El jardín de La Mudarra se engalana y entre los numerosos invitados aparecen Carlos Pollán, Presidente de las Cortes de Castilla y León, David de la Viuda, Diputado de Cultura de Valladolid, y Raquel Alonso, Delegada de la Junta de Castilla y León en Valladolid. Tampoco se lo pierde José Peláez, uno de nuestros mejores columnistas, y Guillermo Garabito procede a la entrega del Ciprés de Honor a David Summers, que no se siente un humanista de la música española, a pesar de serlo; con humildad se reconoce como voraz lector de poesía, autor libre de censuras y autocensuras, y nos confirma que no tiene intención de quemar coches ni de echar polvos picapica a nadie. Sólo ha venido a pasárselo bien, y eso hacemos todos con él. Es el broche final perfecto de un fin de semana inolvidable.

Quiero volver a La Mudarra.

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