A Manuel Vázquez Montalbán lo conocí por Carvalho si mal no recuerdo. Pienso que mi primera referencia del personaje la tuve por la televisión, por una serie que vi esporádicamente basada en sus aventuras. Así se explica que un fin de semana, me parece de 1988, que fue cuando salió el juego, si no me equivoco, cuando fui a dormir a casa de un amigo y quisimos elegir un videojuego en unos grandes almacenes, escogiéramos Los pájaros de Bangkok (AD Aventuras Dinámic), basado en la novela de Carvalho de Manuel Vázquez Montalbán. Este título se hizo mítico para mí —lo sigue siendo—, y años después lo leería en novela y muchos años después, el año pasado, lo compraría de libro de viejo.
Uno nunca sabe por dónde viene la literatura, me sorprendo ahora que cuento estas anécdotas.
Poco a poco fui comprando y leyendo otras novelas de Pepe Carvalho, como El laberinto griego, y antes incluso Los mares del Sur, la primera novela de Carvalho que leí —y me gustó mucho—. Quizá éste sea uno de los primeros libros “para adultos” que leí. Y seguramente todo gracias al videojuego, que por cierto era conversacional, a mi modo de ver muy literario. Me gustaban muchos los juegos conversacionales, muy interactivos y digamos que intelectuales. Yo creo que eran los que más me gustaban de mi época de gran jugador de videojuegos. Ahora recuerdo que los conversacionales eran juegos muy adecuados para compartir con amigos, porque se podía colaborar entre todos en las ideas que aportar al juego, y en cómo dirigir al personaje con el que jugabas.
Yo encuentro que las novelas de Carvalho son realistas, muy auténticas, como es el propio detective, que tiene no obstante un gran encanto, o mejor dicho un gran atractivo. En buena parte ese encanto es literario, y viene de la pluma de Manuel Vázquez Montalbán, y siempre he sospechado que de su propia personalidad. Pero yo no llegué a conocer al escritor.
Creo que Manuel Vázquez Montalbán fue mi autor favorito durante una época, de los 13 a los 18 años aproximadamente. Leí en esa época bastantes libros de Manuel Vázquez Montalbán. Luego he comprado muchos más, tantos que la mayoría de ellos no he podido leerlos hasta ahora, pero que tengo pendientes.
De vez en cuando compro algún otro libro del escritor, especialmente de Carvalho, pero siempre estoy metido en otras cosas y no encuentro el momento para leerlo, aunque a veces los cojo y los hojeo. Es otra forma de disfrutarlos. Ahora es muy posible que los lea; para escribir este artículo me he puesto un poco al día y debo decir que me he divertido mucho.
Creo que Carvalho es un gran personaje literario, y se merece los premios que le hayan podido dar. Por supuesto también se los merece Vázquez Montalbán, que por lo que he podido saber recibió muchos.
En mi opinión las novelas de Pepe Carvalho son muy entretenidas, muy amenas, y al mismo tiempo transmiten la sensación de la buena literatura, de estar leyendo obras de gran calidad. Eso sí, ahora tengo la impresión —puedo equivocarme— de que todas forman la misma novela, la misma historia —la de Carvalho—, y que cada una de ellas es similar al resto, un poco lo que sucede, aunque sean personajes completamente distintos, con James Bond, el Bond de las películas al menos, que es el que yo mejor conozco. En cierto modo, no en el segundo sentido, porque las películas de James Bond no forman todas ellas una historia, aunque todas se pueden entender como la misma contada de forma diferente y con circunstancias distintas.
Saliéndome del ciclo de Carvalho puedo decir que recuerdo Galíndez como una novela de mucha ambición, compleja y profunda. Quizá el mejor libro que conozco de Manuel Vázquez Montalbán. Ganó con él el Premio Nacional de Narrativa, que se me antoja muy merecido, por este libro en concreto y, tácitamente, imagino, por tantos otros.
O César o nada es probable que fuera la novela que más me impactara de Manuel Vázquez Montalbán, por su calidad y amenidad, tal vez la que más me divirtiera, pero debo decir que en conjunto me quedo con Carvalho como el gran logro del escritor catalán, por su amplitud, cantidad y calidad. Es una opinión subjetiva. Quizá me equivoque, pero creo que en el futuro al escritor se le recordará como el autor de Carvalho, aun habiendo escrito algunas obras maestras —otras obras maestras diría yo ahora—, como Galíndez. Por cierto que tiene una novela sobre Franco, Autobiografía del general Franco, que no he leído todavía pero que imagino que es muy interesante.
De todos modos, debo decir que si reflexiono con más calma y hondura llego a la conclusión de que un escritor que ha escrito más de cien libros, de todos o casi todos los géneros, y con abundantes títulos en esos géneros, debe quedar por algo más que por su serie policíaca. Considero, efectivamente, que lo más probable es que a Vázquez Montalbán se le recuerde como escritor en el más amplio sentido de la palabra, autor de tan magna obra.
Ya digo que esta preferencia mía por los libros de Carvalho es muy subjetiva. Me acuerdo que hace muchos años Francisco Umbral me decía que él prefería al Vázquez Montalbán fuera de las novelas de Carvalho, y algo muy parecido me ha dicho recientemente el escritor Ignacio del Valle, que prefiere otras novelas suyas y le gustan mucho sus ensayos. Ignacio del Valle, sin embargo, está de acuerdo conmigo en situarlo entre los escritores españoles más importantes de su tiempo.
Me apetece volver a Vázquez Montalbán. Ya he dicho que quizá este artículo marque un punto de retorno para mí. Creo que es un gran escritor. Efectivamente, tiene la más alta categoría en mi jerarquía personal, la que puedan tener un Cela o un Umbral, aunque sea tan diferente a éstos.
Los dos, Cela y Umbral, fueron muy importantes para mí. Tuvieron su época en mi preferencia lectora, pero Manuel Vázquez Montalbán también la tuvo, y esto a veces se me olvida; lo cierto es que yo disfruté mucho de esa época como lector. Y ahora me da la sensación de que aprendí, y aprendo, mucho como escritor. Seguramente más ahora que antes, porque, como decía Gabriel García Márquez, el escritor lee “con el destornillador”, para aprender, y yo no puedo evitar hacerlo. Cuando era jovencito no leía con el destornillador que decía García Márquez, o mejor dicho no era consciente de ello.
Ahora pienso que me quedan muchos años aún para leer a Manuel Vázquez Montalbán, si tengo salud y vida por supuesto.
Es mucho más que el autor de Carvalho, pero insisto en que lo que más me gusta de él, hoy por hoy, es Carvalho. Además, tengo entendido, por lo que sé, que su detective es un fenómeno bastante original en España.
Sé que hay otros detectives, aunque no conozco mucho el género, pero Carvalho me parece estupendo, muy representativo. Yo creo que el lector de Carvalho cuando busca una nueva novela de este personaje para leer, si ya ha leído alguna, sabe perfectamente qué esperar de ella y sabe también que no va a salir defraudado.
Recuerdo que también leí de Vázquez Montalbán Cuarteto, novela corta que me encantó. Tengo pendiente, por ejemplo, Erec y Enide. Ahora estoy leyendo La mirada inconformista, la antología de artículos que ha publicado Literatura Random House —edición y prólogo de Francesc Salgado—. Este Vázquez Montalbán periodista, columnista, lo conozco menos, y el libro me está interesando mucho.
TODO LO QUE SÉ SOBRE PEPE CARVALHO
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