Desde que hace veinte años viajó a Guinea Conakry para trabajar con los desplazados por la guerra en la frontera liberiana, Gonzalo Sánchez-Terán ha sido testigo del dolor de los campamentos de refugiados africanos. Esa experiencia se refleja en los versos de Y corrí cual si el mal tuviera lindes, tributo a millones de mujeres y hombres que yerran por el planeta desposeídos de derechos, en busca de seguridad. La mayoría de los poemas de este libro —fruto de «cuanto observé en las estrofas de la Tierra»— fueron escritos en lugares en conflicto y recogen tanto la rabia y la desesperación del autor como su fe en la razón y el alma del ser humano.
Zenda adelanta cinco poemas de Y corrí cual si el mal tuviera lindes.
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Miles de millones de manantiales
Frontera entre Costa de Marfil y Guinea Conakry.
Milicias armadas. Violencia. Septiembre.
No zarpan los navíos de los muelles
sino de la imaginación de un hombre
o una mujer con un papel y un lápiz.
Todo nace del sueño de un humano,
del alma prisma expuesta a la luz blanca
como incienso de sándalo que ocupa
los almacenes desabastecidos.
De nosotros.
No hay mano que no pueda
firmar un armisticio. No es posible
que tomen nuestros pies cada camino
pero inventamos las encrucijadas.
Inventamos el libro, por ahora
la única derrota que la muerte
ha sufrido en el cosmos.
De nosotros,
de la rama a la que se aferra el caos,
parten las fechas hacia su jornada
y cuanto existe parte hacia su nombre.
Sin nosotros la vida no sería
más que existencia. Solamente tiempo
cumpliendo espacio por la eternidad.
Nosotros desbrozamos el sendero
a la casa natal de los hexámetros
y escribiremos a la luz del último
de los soles la endecha al universo.
Somos el tabernáculo encendido
donde se ovilla la belleza en celo,
quienes hacemos con el Todo un ambos.
No zarpan los navíos de los muelles,
no brotan las auroras de la noche,
barcos y auroras nacen de las manos
que procrean el bien y los poemas,
nacen de ti y de mí, hermano mío.
***
Sobre los nacionalismos
Europa. Octubre.
Cuando llegue tu barca a nueva tierra
pregunta quién tiene el poder y témelo,
desconfía de él aunque sonría,
si además de tener poder invoca
el pasado y agita una bandera
témelo más, porque persigue el daño
y usa la falsedad como mastín,
si al caminar llegaras a la plaza
pregunta quiénes forman mayoría
en la asamblea y desconfía de ellos,
si al recorrer las calles ves banderas
colgando en los balcones siente asco
y desprecio por esa sociedad,
ya se jure pacífica y humana.
Y si al volver a tu país descubres
que quien tiene el poder te representa,
la mayoría de parlamentarios
defiende tu interés y en los balcones
las banderas que cuelgan son las tuyas,
desconfía de ti, teme a tu patria.
***
La linde del mal
Junio de 2018.
El avanzado párkinson del mundo
destrizando las vértebras de Haití,
las niñas de Centroáfrica violadas
por los cascos azules de la onu,
Europa hincando el pie contra los dedos
de quienes tratan de ganar su borda
y los bebés de madres inmigrantes
arrancados por guardias de frontera,
miserias que creíamos selladas
en las hondas cloacas de lo humano
son bombeadas a la superficie
por monstruos con esvásticas de azúcar.
Pensábamos ganados para siempre
pólderes de derechos y justicia
que hoy reclaman la podre y el salitre.
Diríase que nuestra mano abierta
perderá el pulso contra nuestro puño.
Mas tras la linde moran los sinónimos
de la vida, la lluvia en las dehesas
masturbada en repúblicas de oxígeno,
los pueblos barajados por el viento
sin otro escalafón que las ofrendas,
la cultura y su círculo de llamas
alejando a las bestias, las naciones
libres del cinturón de castidad
de las fronteras, y las librerías
sobrepujando en fuerza a las antorchas,
y la ternura para con el otro
promulgada en los ojos de mi madre.
La linde del mal es un ser humano
buscándola,
creyendo en su existencia.
***
Jornada de reflexión
Quien posee una bandera se cree dueño
de la nación que esa bandera encarna.
Se cree dueño de quienes allí viven,
sus ideas, su lengua, sus costumbres.
Y todo porque un día fue a un mercado
y compró con dinero una bandera.
Al juntarse con gente que también
compró banderas ya no tiene dudas,
son propietarios de la tierra entera,
y para ellos ser muchos es ser todos.
Los maldigo. Maldigo el uniforme
de las almas, los cánticos del grupo
aplastando el del pájaro distinto,
los parterres humanos donde habría
la varia flor que decidiera el viento,
el latifundio del pensar cercado
donde miles de huertas deberían
irisar las llanuras, y maldigo
al dios impuesto, a la moral impuesta,
la libertad tan solo conjugada
en primera persona del plural.
Cualquier bandera en lo alto de algún mástil
está a media asta por la humanidad.
Todos quieren vivir en un país
grande y próspero. Yo también. Mas quiero,
aún más, vivir en uno digno y justo.
***
Arrecia la guerra
República Centroafricana. Febrero.
Acaban de matar a un joven de un disparo en la cabeza
Corriendo bajo francotiradores
por una calle angosta sin esquinas
ni soportales, viendo en las aceras
tropezar y morir a los que amamos
y a los extraños con igual destino,
quién se arrodillará a cubrir con mantas
a los caídos, quién traerá refugios
en las alforjas, quién hará poemas
que horaden los chalecos antialmas,
y quién desasesinará a la historia.
¿Sanarás tú de su temor al lúcido?
¿Y cegará tu lámpara de aceite
la puntería atroz de la desgracia?
Y cuando entre los álamos del valle
de Josafat, pregunte Dios quién hizo
lo justo, ¿podrás tú, ya refulgente
ya vencido, podrás alzar la mano?
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Autor: Gonzalo Sánchez-Terán. Título: Y corrí cual si el mal tuviera lindes. Editorial: Reino de Cordelia. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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