Yo no quería hablar acerca del amor, y sin embargo —como arranca este texto—, y sin embargo, digo, después de su lectura, debo hacerlo.
Debo hablar del amor de Ediciones Invasoras, y de su editor Julio Fernández Peláez, a convertir en papel y abrazar nuevos discursos y nuevas voces, entre las que me incluyo.
Del amor a quien construye sus personajes desde voces contrastadas e idiolectos sencillos que se basan en la metáfora o en la repetición para inyectarnos sus emociones, sus estados de ánimo. Intuyo que esto tiene mucho que ver con el conocimiento sobre interpretación de la autora, e intuyo que hace muy atractiva y fácil la partitura a sus interpretes.
Del amor a las mujeres y niñas que se han sentido despreciadas, abandonadas, engañadas, usadas. En fin, a todas las mujeres. A las que han paseado solas la ciudad con el miedo en las caderas. A las que se han abrochado el cinturón en un taxi mientras la radio daba más compañía que el discurso del taxista. A las que han peleado por su sueño en un mapa de hombres, confusión, Prozac y vértigo. A las que han perdido un hijo. A las que han cruzado el Atlántico (o cualquier otro océano con nombre masculino). A las que han enterrado su lengua materna entre los encajes de sus enaguas para encajar en un mundo nuevo, en un mundo ideal.
Del amor a la literatura que busca estrellas en la noche, alfileres en la madrugada, paisajes de desengaños, que trae sobre el papel la palabra del que grita versos, del que reza en calma.
Del amor a los residuos —de los que nos conformamos, y de los que seremos parte— que nos hacen ir adivinando que todo va más en serio y más en broma de lo que nos pensamos. Que la vida se recicla arremolinándose contra si misma, aunque no le des permiso. Elogio del despojo que nos hará libres. Apología de la inutilidad de las cosas, de los celos, de los miedos. (Ellos aún no lo saben pero están ahí, siempre, entre verbo y predicado). Panegírico del amor que muere, del que vuelve, del que llega. (Todo pasa y todo queda, con su regusto a petróleo como en un desastre ecológico). Loa a todo aquello que deja huella, aún por inútil, aún por imposible.
Yo no quería hablar acerca del amor y sin embargo, si digo que estamos ante un texto evocador y poderoso DIGO LA VERDAD. Si digo que no volveré a leerlo y consultarlo MIENTO.
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Título: Contenedores de penas y otros residuos útiles e inútiles. Autor: Elena González Vallinas. Editorial: Ediciones Invasoras. Venta: Todostuslibros.
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