Jueves en Zenda. Jueves de poesía. Jueves, en este caso, de Nueve meses sin lenguaje, el tercer poemario publicado por David Leo García (Málaga, 1988), editado por Ultramarinos. Hay muchas cosas que comentar acerca del lanzamiento de este libro, y uno teme acercarse a las palabras sin el conveniente respeto. Así que dividiremos dichas cosas en dos apartados fundamentales: el primero, explicar por qué el mero hecho de que Ultramarinos edite un nuevo libro es ya un acontecimiento; el segundo, claro, analizar la relevancia de la obra de un poeta singularísimo, de un domador del verbo que ha alcanzado una plácida madurez lírica.
El catálogo de una editorial independiente como lo es Ultramarinos —cofundada y dirigida por el poeta Unai Velasco— es relativamente reducido, si nos planteamos una realidad temporal: camino de los tres años de edad, apenas ocho libros han salido de sus imprentas. En este 2018, pese a todo, han logrado igualar la cuantía de poemarios producidos de su año fundacional —en 2017 sólo sacaron dos volúmenes a la luz—. Sin embargo, si giramos el foco y dibujamos la realidad desde otra perspectiva, podremos comprobar cómo este número se divisa ingente e irremisiblemente romántico. El motivo es sencillo: existen, en España, muy pocas editoriales de poesía que manejen el propio proceso de la edición con el cuidado, la devoción y el perfeccionismo con el que Ultramarinos se enfrenta a cada libro que añade a su catálogo. La textura de sus tapas, la calidad de su papel y, ante todo, la meticulosa atención prestada a cada palabra podrían hacer pensar a un lector despistado que se encuentra frente a una editorial de muy distinta dimensión. Sin embargo, no es así: lo que late bajo esa lujosa piel no es el dinero, sino el amor por la poesía. El precio a pagar es obvio: se producen pocos libros. Pero qué libros.
Cabe destacar, ya en un plano más cercano a los contenidos, el giro que Ultramarinos ha proporcionado a su catálogo. Los cinco libros publicados previamente eran, todos ellos, volúmenes extensos que seguían dos caminos posibles: o bien la recopilación de poesías completas de poetas en los márgenes —mediáticos o lingüísticos—; o bien el desentierro de voces latinoamericanas. Los tres poemarios publicados por la editorial a lo largo del presente curso se alejan enormemente de ese estándar. Todos ellos son libros breves, que rondan las 60 páginas, y están escritos por jóvenes autores del panorama nacional. Son Aquest amor que no és u, de Blanca Llum Vidal (edición bilingüe en catalán y castellano); Cuerpos perdidos en las morgues, de Xaime Martínez; y Nueve meses sin lenguaje, de David Leo García, que nos devuelve al asunto por el cual estamos aquí.
Esto funciona como anécdota y vive en la periferia de la literatura, pero lo cierto es que el rostro de David Leo García puede ser relativamente popular a nivel nacional por su —exitosa— participación en dos de los concursos más populares de la televisión en abierto: Saber y ganar y Pasapalabra. Como hazaña en dicha dirección, apuntar que en el segundo de ellos se proclamó campeón al resolver el clásico rosco que dispone el programa. Sirva esto como introducción lúdica al vasto dominio del lenguaje de este poeta, que debutó a los 18 años como uno de los ganadores más precoces de la historia del Premio Hiperión con Urbi et orbi —un galardón que se llevó ex-aequo junto al imponente Los hijos de los hijos de la ira, de Ben Clark—, y se reivindicó en 2011 con el lanzamiento de su segundo libro, Dime qué, publicado por DVD.
Siete años más tarde, David Leo García regresa a la poesía de la mano envidiable de Ultramarinos con Nueve meses sin lenguaje, un libro en el que encuentra leves perforaciones para oxigenar el vacío de la palabra. Pese a partir de una premisa tan desoladora como la de la incapacidad del lenguaje para contener la fuerza de sus propios significados; el poeta esquiva la vacuidad de los significantes e incluso la celebra, adentrándose en un territorio desconocido y exultante de libertad. Al poderoso dominio de la lengua que exhibió en sus dos primeros libros, David Leo García añade ahora una nueva dimensión: la del pleno disfrute, frente al llanto y a la risa; la de la palabra que se observa a sí misma y danza, como en un columpio imposible. Qué más deciros. Deberíais columpiaros.
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Autor: David Leo García. Título: Nueve meses sin lenguaje. Editorial: Ultramarinos. Venta: Ultramarinos.
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