La España actual y la España de los próximos años conviven en Cartas a una reina, un libro colectivo que reúne las misivas que 35 autores, de diversos ámbitos y sensibilidades (tanto monárquicos como republicanos y nacionalistas), han escrito a la princesa Leonor. Esta obra de Zenda, patrocinada por Iberdrola, es una edición no venal que se puede descargar de forma gratuita en esta página.
A continuación reproducimos la carta escrita por Sergio Vila-Sanjuán, que lleva por título «Una magia que el futuro necesita».
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Señora,
Otro intelectual, un brillante historiador español fallecido no hace mucho, Carlos Seco Serrano, quiso desarrollar la idea de Belloc. Para Seco, el rey «no solo es símbolo moral, sino encarnación de todo el pueblo», y es a través de esa magia citada que «la monarquía desempeña una misión integradora y conciliadora».
Todo ello son palabras mayores, de una solemnidad y una trascendencia que hoy pueden sonar antiguas. Pero ¿lo son realmente?
Quizás no tanto, si hemos de atenernos a las consideraciones de uno de los filósofos más incisivos y escuchados en la Europa contemporánea, el surcoreano residente en Berlín Byung-Chul Han. Sin referirse específicamente a la institución monárquica, pero yendo a uno de sus puntos centrales, Han reivindica que «los ritos son acciones simbólicas. Transmiten y representan aquellos valores y órdenes que mantienen cohesionada una sociedad». A su parecer las formas rituales «posibilitan no solo un bello trato entre las personas, sino también un pulcro y respetuoso manejo de las cosas.» Nuestra sociedad, a menudo carente de ellas, las necesita.
La Historia pesa. Pesa mucho, muchísimo. Recorrer hoy el Palacio Real, el museo del Prado o la magnífica y reciente Galería de las Colecciones Reales, fascina y apabulla. Constatar en sus espacios abiertos al público la imbricación de la monarquía española con la Historia y la Cultura genera un potentísimo hilo de conexión entre la actualidad y el pasado.
Y usted, señora, encarna el futuro. Usted ha ofrecido «una total dedicación y una entrega sin condiciones» a los españoles, «a quienes serviré en todo momento con respeto y lealtad», según explicitó tras su acatamiento constitucional ante las Cortes Generales, en octubre de 2023.
Usted, princesa, se ocupará de funciones representativas de muy alto nivel y a la vez tendrá que estar en contacto, y en la medida de lo posible ayudar, a los estamentos más frágiles y desfavorecidos. En usted se fijan muchas miradas, y, en esta época de transparencia e inmediatez, se le va a pedir que brinde una ejemplar y accesible imagen pública, y al mismo tiempo que conserve esa tan decisiva magia. Le pedimos un rostro amable y cosmopolita, y también que sea garante de los rituales que nos conectan con lo que nos precede. Que se muestre sensible a los temas que hoy nos preocupan —de feminismo, empleo, igualdad, educación, medio ambiente, grandes equilibrios internacionales…— y pueda desarrollar además una vida propia.
Son grandísimos requerimientos que tendrá que lidiar con la máxima serenidad y paciencia, sin olvidar que la gestión de la propia personalidad requiere respetar los propios límites.
Tiene usted la edad de mi hijo más pequeño, y pensando en redactar esta carta, medité sobre qué le diría a él si fuera el destinatario. Y le diría algo así: no tengo ni idea de cómo será el futuro en esta época de grandes cambios (¿acaso hay alguna que no lo haya sido?). Pero creo que entre todos podemos y debemos lograr que sea mejor que el pasado: más justo, más bello, más interesante, más educado, y a los jóvenes os cabe el privilegio de conseguirlo. El mundo no es algo ya hecho y definido que heredáis, sino que será lo que hagáis de él. Vuestro poder es inmenso.
A usted, princesa, por adelantado todo mi agradecimiento por el compromiso, el admirable esfuerzo y el empeño.
Y por su paciencia si un día lee esta carta, que voy a acabar con otra cita de otro gran pensador, también independiente y también monárquico, el francés Gustave Thibon:
«Mas allá de la Historia no hay nada, el tiempo es el espesor del ser».
A usted, nuestra futura Leonor I, le corresponderá sintonizar la magia de la monarquía con la Historia de los tiempos que su generación va a protagonizar.
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Cartas a una reina es la octava colaboración entre nuestra web literaria e Iberdrola, después del gran recibimiento de los anteriores volúmenes: Bajo dos banderas (2018), Hombres (y algunas mujeres) (2019), Heroínas (2020), 2030 (2021), Historias del camino (2022), Europa, ¿otoño o primavera? (2023) y Las luces de la memoria (2023).
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Leer estas cartas es toda una experiencia. Son variopintas pero quizás se pueden dividir en dos grandes grupos.
Por un lado están la de don Sergio, la de don Arturo, la de Torres Dulce, la de Carmen Posadas, etc. Todas ellas con sus particularidades y sus diferencias. Tosas ellas respetuosas y dando una concreta visión de la monarquía.
Por otro estan las del grupo irrespetuoso, violento verbalmente y ajeno a la realidad social. Es un grupo mucho más homogéneo dado su dogmatismo y su fanatismo ideológico. Parecen todos ellos vivir en una permanente nube de efluvios cocainómanos y espesores mentales de emporretamiento. Es el grupo del coletas, la sra. Simón, el Rufián, etc.
Parecen dos grupos irreconciliables. Menos mal que el segundo es mucho más minoritario que el primero en cuanto a representatividad.