Álbum Línea de fuego

Se quitaba las gruesas gafas de miope y pegaba las páginas a su nariz. Así recuerdo al abuelo, lector incansable de libros sobre la Guerra Civil. Se llamaba Mariano Rosique, natural de Fuente Álamo (Murcia) y era maestro nacional. Por esas vicisitudes de la guerra estuvo en los dos bandos, pero no pegó un solo tiro; trabajaba en las oficinas. Sin embargo, nos hablaba del hambre, los piojos, las chinches y las lentejas con gorgojos que, al fin y al cabo, decía él, –eran proteínas. @vmavilag

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